Aprender de grandes: dos casos ejemplares

Benjamín Klingenfeld, abogado a los 85

El jueves 7 de julio del año pasado, Benjamín Klingenfeld fue a la Facultad de Derecho de la UBA, entró al aula 55 y encaró hacia los docentes. Tenía que dar el último final para recibirse de abogado, pero uno de los examinadores lo miraba extrañado. "Le tuve que decir como tres veces que sí, que tengo 85 años", contó entonces Benjamín a LA NACION.

Ya era contador y licenciado en Economía, y terminó abogacía en sólo cuatro años y medio. Para lograrlo, tuvo que sortear todos los problemas de un alumno corriente y uno más: un problema cardíaco que derivó en una operación. Bajó un poco el ritmo, pero siguió avanzando. "Con la cooperación de mi señora, de mis hijos, de los profesores y mis compañeros, con los que tuve una excelente relación, pude llegar al día del último final", dijo Klingenfeld a los pocos días de su última graduación.

Emma Barraza, abanderada a los 89

Emma Barraza llegó a la Primaria de Adultos 701 de General Pinto, provincia de Buenos Aires, en 2013. A los 86 años, era la primera vez en su vida que pisaba un aula. No sabía leer ni...

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