Una app permite reservar el mejor lugar para el amor

Que la se ha metido de lleno en la cama de los argentinos no es ninguna novedad. Y que en muchos casos actúa como enemiga del , tampoco. Pero en este caso podría decirse que sucede todo lo contrario, porque sin duda la principal función de , una app recientemente lanzada al mercado, es facilitar encuentros íntimos.

Templo del placer fuera de casa, los amantes furtivos al fin tienen una aplicación para reservar una habitación en albergues transitorios en tiempo real mediante un mapa que geolocaliza todos los hoteles alojamiento y muestra la disponibilidad que hay en ese momento. La principal ventaja es que se puede reservar desde el celular y terminar así con las (incómodas) e indeseadas esperas y con la incertidumbre de saber si ahí, en el "telo" de confianza, habrá o no cama para dos.

Además, la app permite conocer los servicios, las tarifas, las fotos de las habitaciones e incluso la ruta más directa desde la ubicación del usuario, para no perder tiempo, ya que el sistema guarda las reservas por un máximo de 15 minutos, con posibilidad de extenderla 15 minutos más si es necesario. Otra ventaja es el anonimato y la discreción : ReservaTelo es totalmente anónimo y no requiere registro, sino que de cada reserva que se hace se despide un código único que la persona deberá presentar al llegar al lugar para que pueda acceder a la habitación.

Lejos de los estereotipos y prejuicios machistas, el desarrollo de la aplicación, que ya está disponible para Android y iPhone, es un emprendimiento ciento por ciento femenino: fue ideado y llevado a cabo por tres amigas uruguayas: Victoria Ortiz, Ximena Genta y Victoria Suárez, todas menores de treinta años. En el país vecino la app opera desde hace medio año en Montevideo y ya tiene unas 10.000 descargas. "Es una ciudad pequeña, de un millón de habitantes, donde hay 22 hoteles alojamiento. Acá, en Buenos Aires, hay más de 150. Es un salto gigante", define Ortiz, definitivamente instalada de este lado del charco.

Cuando comenzaron con su idea, las chicas, que se conocieron estudiando publicidad en la facultad, empezaron a escuchar quejas e historias frustradas relacionadas con esperas que aplacaban el deseo. "Eran muchas las historias de conocidos que contaban que el «momento» había pasado...

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