Otro aplazo para la UBA

La UBA y la libertad de expresión

En la UBA, atentar contra el pluralismo no es una falta grave, ni siquiera una falta . Para los militantes que bloquearon el ingreso al salón de la Facultad de Derecho en el que Ricardo López Murphy iba a dictar una charla no habrá sanciones ni reproches. Las autoridades han preferido minimizar el episodio, casi ignorarlo, como si la libertad de expresión en el ámbito académico fuera una cuestión de menor cuantía.

Obstruir la diversidad a costa de ejercer el fanatismo es lastimar el alma de una universidad . Implica una lesión medular al espíritu académico y una afrenta a los principios democráticos en los que se funda el reformismo universitario. ¿Cómo se explica, entonces, que el decano de la facultad donde se produjo el bloqueo haya optado por el silencio público? ¿Cómo debería interpretarse el comunicado apenas lavado y genérico con el que el Rectorado de la UBA intentó dar por cerrado el episodio? ¿Qué significa que ni siquiera se haya abierto un sumario para examinar las responsabilidades de los estudiantes que increparon y le cerraron el paso a un diputado de la Nación con el solo argumento de que no les gustan sus ideas? Son preguntas que abren, a la vez, otros interrogantes inquietantes: ¿de qué manera defiende la universidad pública sus valores y principios esenciales? ¿En qué normas de tolerancia y de convivencia forma a sus alumnos?

Que un grupo de militantes de La Cámpora se apropie de instalaciones académicas e impida el acceso de un dirigente democrático tal vez no sea lo más grave. Resulta mucho más preocupante que las autoridades de la facultad lo avalen con un silencio que va más allá de la indulgencia. Llama la atención que la UBA lo evalúe como un episodio menor y no como un acto de prepotencia y autoritarismo que toda universidad debería sancionar y combatir en defensa propia.

Que haya ocurrido en la Facultad de Derecho aporta otros matices. Se supone que allí deberían formarse profesionales con especial aptitud para debatir ideas, argumentos y posiciones. Ser abogado implica escuchar y rebatir con fundamento posiciones antagónicas. Si uno es fiscal, no puede impedir que hable el defensor, ni viceversa. Salvo que no crea en el Estado de Derecho. Dejar pasar un acto de este calibre es, entre otras cosas, desentenderse de la obligación que tiene la facultad -como institución pública y como cuerpo docente- de inculcar valores, normas y principios en sus estudiantes. Una unidad académica no...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR