Aparatos con finales felices

Hay cosas que se vuelven obsoletas  en tiempo récord: computadoras, teléfonos celulares o inalámbricos, impresoras, reproductores de MP3,  televisores, multiprocesadoras... Y con el descarte veloz llega la contaminación. La obsolescencia programada es la planificación de la vida útil de un producto: el fabricante calcula, de antemano, cuánto va a durar. También existe la obsolescencia percibida: cuando el producto sigue siendo útil, pero... pasó de moda y ya no resulta deseable o apropiado para el consumidor.Según cuenta el documental Comprar, tirar, comprar, de la alemana Cosima Dannoritzer, la primera víctima de esta práctica fue la lamparita. En 1881, Thomas A. Edison puso en venta la primera bombita de luz,  que duraba 1500 horas. En 1924 se anunciaron modelos con 2500 horas de vida útil, pero un año después los fabricantes acortaron técnicamente la duración a 1000 horas. Desde entonces, esta manera de producir se extendió y llegó al extremo con el surgimiento de los productos pensados para un solo uso; es decir, descartables.Según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), en 2050 la humanidad llegaría a consumir  por año 140.000 millones de toneladas de minerales, combustibles fósiles y biomasa. Tres veces más que ahora y casi 25 veces más que en 1900. Razones: el crecimiento de la población, el desarrollo de los países y los niveles mucho más altos de consumo."Cuando el crecimiento económico es la única estrategia para terminar con la pobreza y causar felicidad, el consumo se va convirtiendo en el objetivo de nuestras vidas", opina Christian Tiscornia, director de la organización Amartya, orientada hacia temas de sustentabilidad económica, social y ambiental, canalizados a través de la educación.La obsolescencia programada, además, es un peligro para los recursos naturales. "La industria de la electrónica necesita materiales como cadmio, mercurio y plomo, todos recursos que se agotan. Además, gracias a este diseño para el basurero, estos componentes van a parar, en un corto tiempo, a rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto, lo que afecta la salud de los vecinos", analiza Yanina Rullo, de Greenpeace.Un dato que espanta: entre 2002 y 2010, la venta de productos electrónicos en la Argentina aumentó el 891 por ciento, según la consultora Euromonitor Internacional. Sólo la venta de televisores LCD y LED llegaría este año a 1.400.000 unidades, frente al millón de 2010. Esta realidad, alentada por los...

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