Apablaza y la acción de la Justicia

La Comisión Nacional del Refugiado negó la extradición a Chile de Galvarino Apablaza, acusado por la justicia de ese país de haber planificado el asesinato del senador Jaime Guzmán y del secuestro de Cristian Edwards, en 1991, cuando la democracia ya había retornado a ese país, y le otorgó el estatus de refugiado político. Un órgano administrativo ha tomado una decisión a la que la presidente Cristina Fernández de Kirchner ha dado su apoyo, haciéndose eco del pedido de un amplio espectro de las organizaciones de derechos humanos.Entre los principales argumentos que fundamentaron esa decisión se señala que Apablaza es "un militante político, un luchador contra la dictadura" y, por lo tanto, no se trata de "un ciudadano común". ¿Acaso el pasado de la lucha contra la dictadura de Pinochet puede justificar que se eluda a la Justicia ante un acto terrorista cometido en vigencia de un régimen democrático? Este interrogante me remite a un artículo de Claudio Magris, "La ley y los valores humanos. Los poetas y los legisladores" (LA NACION, 12 de marzo de 2006) sobre cuya pertinencia para comprender la lógica de decisiones que desconocen el derecho no le quedarán dudas al lector. En ese texto, Magris se remonta al origen de la tragedia griega a través del conflicto entre el derecho y la ley, tal como se manifiesta en Antígona, de Sófocles. Antígona, símbolo de la resistencia a las leyes injustas, osa enterrar a su hermano violando la ley que prohíbe hacer ritos fúnebres al cuerpo de quien cometió traición a su patria. Ella sacrifica su propia vida en nombre de un derecho por encima de la ley positiva. El rey Creonte tiene que impedir las consecuencias que sobre la vida de todos tendría la violación de una ley del Estado. Creonte no es Hitler, y Sófocles, como bien lo señala Magris, no lo describe como un monstruoso tirano.Durante la República de Weimar, nos recuerda Magris, "eran los demócratas quienes apelaban a las leyes positivas que castigaban la violencia antisemita, mientras que juristas e intelectuales filonazis sostenían que esas mismas leyes no correspondían al sentir arraigado en el pueblo alemán y, por lo tanto, a su derecho profundo, y que por eso eran abstractas. Durante el nazismo, los que apelaban a las «leyes no escritas de los dioses» contra las positivas leyes raciales y liberticidas del régimen eran los...

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