Antonio Skármeta: 'Soy como ese gaucho al que arrancaron de su lugar'

Antonio Skármeta, "el chilenito", como le decían sus compañeros de escuela en el porteñísimo barrio de Belgrano, volvió a publicar cuentos a los 76 años. Y lo hizo recreando su preadolescencia en la Argentina, que recuerda como "una de las más grandes experiencias de felicidad". El escritor que vio reflejadas sus desventuras en las del Martín Fierro de José Hernández y cuyo apellido trascendió fronteras por la versión cinematográfica de su novela Ardiente paciencia (El cartero de Neruda), obtuvo en su país el Premio Nacional 2014 y publicó durante cuatro décadas novelas, guiones cinematográficos y obras de teatro. Pero nunca olvidó su amor por los relatos ni dejó de escribirlos. Algunos de ellos se editaron en revistas alemanas, españolas y mexicanas. Hasta que, contó a LA NACIÓN en un diálogo telefónico desde su casa en Santiago de Chile, decidió terminar con tal dispersión. Escribió relatos nuevos y configuró un volumen de cuentos: Libertad en movimiento (Sudamericana).

-El personaje de varios de esos cuentos es un niño chileno que vive en Buenos Aires. ¿Es usted?

-No hay que buscar datos históricos precisos. Pero lo que me da mucho placer es que logré, creo, reproducir o inventar reproduciendo el encanto de mi propia experiencia de haber sido niño en Buenos Aires. Viví en el barrio de Belgrano entre los 9 y los 12 años, una de las grandes experiencias de felicidad de mi vida. Fue un tiempo de crecimiento también literario porque leíamos poemas, cuentos, historietas, además de ir al cine y jugar al fútbol.

-¿Es cierto que aprendió el? Martín Fierro de memoria?

-Sí. En esos años en Buenos Aires me gustaba mucho leer y recitar poemas. Me pedían que recitara en los actos de la escuela y en los cumpleaños de los amigos del barrio. Mis profesores me apoyaron en esto y me regalaron muchos libros. El más significativo fue el Martín Fierro. Me cautivó; fue un golpe al corazón. Hasta ahora creo que al menos un tercio de esos versos está vivo en mí. Me solidarizo con las desventuras de ese gaucho al que arrancan de su lugar, de su ámbito natural, y lo ponen en una actitud guerrera y combativa. Y el tipo, que no es ningún santo, tiene que ir sopesando la violencia con la ternura. Es un gran personaje.

-¿Tiene preferencia por algún verso?

-Cuando vuelve a su pago y dice: "No hallé ni rastro del rancho:

¡solo estaba la tapera!/ ¡Por Cristo, si aquello era/ pa' enlutar el corazón!/ ¡Yo juré en esa ocasión/ ser más malo que una fiera!/ Quién no sentirá...

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