Antiguos pedidos que vuelven a surgir en la periferia del poder

Una frase de Cristina Kirchner, proferida al pasar ante empresarios hace diez días, podría explicar cuestiones de vital importancia para los hombres de negocios. "Estoy en otra etapa", les dijo, y se explayó en la necesidad de buscar acuerdos. Algunos de ellos, envalentonados en esta renovada idea de que respaldarla les dará una atmósfera favorable a la inversión, se apuraron en las conclusiones. "Ella va por el bronce", razonó uno ante La Nacion.Hay que saber interpretar el alfabeto corporativo en toda su complejidad. Al entusiasmo por un trato más amigable hacia las compañías en los próximos cuatro años se suman aspectos menos medulares. Ir por el bronce, en la nueva simbología del kirchnerismo tras la muerte de su líder, podría ser también cambiar de metal. Cinco ejecutivos de primera línea de distintos rubros mostraron a este diario, en los últimos días y en diferentes momentos, su perplejidad ante una situación que no terminan de entender y que se explica en la frase de uno de ellos: "Es la primera vez en democracia que no me piden plata para la campaña".Una objeción rápida o maliciosa podría ser preguntarse quién necesita publicidad hablando entre dos y tres veces por día ante las cámaras de TV, y a menudo por cadena nacional. La otra refutación obvia sería fácil de desterrar si se actualizaran los informes de movimientos de la Anses (el último dato de la página del organismo corresponde al 31 de mayo). O si existieran explicaciones exhaustivas para el incremento del patrimonio de los Kirchner, que pasó de $ 6,85 millones en 2003 a 70,5 millones en 2010. Un aumento del 930%, diez veces más. Algo de ese salto, no todo, podría justificarse en la mejora de los precios de las propiedades en estos años.De todos modos, son crecientes los testimonios de ejecutivos que cuentan anécdotas de rechazos a ofertas de aportes espontáneos. Dos fuentes, una privada y otra estatal, coincidieron meses atrás en el relato de una advertencia presidencial a Jorge Brito después de un almuerzo en Olivos y delante de colaboradores. Cristina Kirchner le dijo ese día al dueño del Banco Macro que si alguna vez alguien le pedía lo que en estos ámbitos dan en llamar "un aporte para la política", se lo contara personalmente a ella. "Acordate de lo que te dije", reforzó, cuando lo despedía en la puerta.Los empresarios argentinos que se relacionan con el poder no son tantos. La sorpresa y el episodio se propagaron entonces rápidamente y coincidieron con historias similares. Son los...

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