Los anónimos también deben estar protegidos

La guerra entre el presidente de Independiente, Javier Cantero, y la barra brava está declarada. No es cuestión de usar términos grandilocuentes. Así lo definió el propio dirigente. En ese contexto y con sus alcances. De esa misma manera le contestó Pablo "Bebote" Álvarez, que se define como líder de los hinchas. Fue el mismo que en enero pasado presentó la "renuncia indeclinable" como si de un cargo se tratara. Como si, al fin de cuentas, alguien lo hubiera elegido en una democracia de mayorías para un cargo ficticio.Es uno u otro. A la larga o a la corta, así será. No queda espacio para el paso hacia atrás. Cantero, más allá de los errores, de haberle regalado alrededor de 10.000 pesos en banderas a la barra brava en febrero pasado, sabe lo que quiere. Bebote, también; en medio de la impunidad, no se conforma. Como actores principales quedan los organismos de seguridad. Esos tantos políticos que, de palabra, al menos, respaldaron al presidente de los Rojos. Y, en el medio, aparece lo más inquietante: la gente, el socio anónimo que sólo ve su camiseta, roja como el corazón. ¿Quién lo cuida? Esperemos que todos. Hubo mensajes. Sonaron alarmas. Hay miedo. Pero que no se dude. Lo más importante es y será el hincha sin un nombre propio, con escaso recurso más...

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