El año menos pensado

Si algo caracteriza a nuestra civilización, al menos en las etapas recientes de su breve historia, es la arrogancia. Supongo que, dados mis antecedentes, ahora debería darles la lata con el daño que le hemos causado a nuestro planeta y todo lo demás. Pero no. Somos mucho más arrogantes que eso.Ayer, mientras rumiaba las pasturas amargas que nos han dejado estos meses atroces de fallecidos y de encierro, de incertidumbre y de inminencia, de sufrimiento sin horizonte, ocurrió algo notable. Vi en la imaginación el -ahora solo hipotético- fin de año de un 2020 sin pandemia. Las Fiestas sin distanciamiento, las reuniones despreocupadas y siempre concurridas (aunque seamos poquitos), la tregua del brindis, el ir y venir y volver y volver a ir, libremente. Contemplé, incrédulo, un enero como siempre, un enero en...

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