André, Laport y Taibo: cómo es ser un galán maduro y qué opinan de los acosos en el espectáculo

MAR DEL PLATA.- "¿Quién está ahí?". La puerta de la sala se abre y se siente de inmediato el perfume de un hombre elegante, alto, de voz imponente, que se asoma y quiere saber quién llegó, por qué, cómo va a ser la nota, cuánto tiempo va a llevar porque hay que prepararse para la función, cuándo y dónde hacemos las fotos que, finalmente, nunca se harán porque entre sus compañeros no se ponen de acuerdo. También quiere cerrar la puerta rápido, porque el aire acondicionado se va. Es , director de a tres de los galanes más importantes de la historia de la telenovela argentina: él mismo -que también actúa en la pieza-, y .

Pronto se sumarán a la reunión los demás: Taibo, camisita y jean; Laport, chupines azules, remera apretada, mate uruguayo en una prolija matera de cuero negro. Toda la seriedad que a priori proponen tres hombres de más de 60 se desvanece cuando coinciden en un mismo espacio y se convierten en niños traviesos que se pelean por hacer el mejor chiste. También se tiran flores: "Todos quieren ver el torso de Osvaldo", se ríe Taibo. "Los llevo a correr a la playa todas las mañanas y a trabajar los brazos con elásticos", chicanea Laport, el único deportista del grupo y el gran solucionador de imprevistos: "Vos le pedís a Osvaldo algo y él lo tiene. Lo que sea. Uno le pregunta... ¿tenés una tijerita?', y la tiene. Me querría depilar una cosa acá... 'sí tengo'. ¿Algo para la garganta? 'Tengo whisky con jengibre'", improvisa Arnaldo, e instala el juego de las imitaciones de inmediato, juego que sin dudas les ha servido para montar la comedia de Neil Simon en el Teatro Santa Fe esta temporada. "Desde el momento en que empezamos los ensayos el clima ha sido siempre este. De mucha camaradería, de pasarlo bien. Existe un objetivo en común, que es defender la obra. Lo disfrutamos", dice el director, que toma el rol de la voz de mando en todo momento e interrumpirá varias veces la charla para señalar algo que hay que tener en cuenta de cara a la función que va a comenzar una hora más tarde. En sus compañeros provoca risas. Lo acusan de "el gran dictador". "Es con lo primero que te recibe -cuenta Taibo-. Con la negativa y la imposición de algo. Si con Osvaldo estamos charlando en camarines impone el toque de queda. [Imitando su voz con tesitura militar] 'No está permitido que dos personas se reúnan en un solo camarín'".

Hablando en serio, Taibo y Laport solo tienen elogios y gratitud para con su director: "Tiene mucho afecto por la obra, por...

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