Analistas coinciden en que Macri aplicará una política gradual

"Lo que se viene en política económica es un gradualismo con shocks sectoriales." La definición del consultor Ricardo Arriazu sirvió para resumir en un puñado de palabras la estrategia que el presidente electo Mauricio Macri intentará desandar a partir del 10 del mes próximo, fecha a partir de la cual Cambiemos tendrá que hacer equilibrio entre lo que manda su ADN y los límites que le imponen a cualquier gobierno la propia política, la sociedad y las condiciones macroeconómicas nacionales.

"Macri ganó gracias a lo que llamo la ola, que es un movimiento de opinión que se vuelve mayoritario circunstancialmente, pero su victoria no se apoya en un hecho social consolidado. La mitad de sus votantes quiere algunos cambios, pero no un giro de 180 grados", explicó Eduardo Fidanza, que participó junto con Arriazu y Mario Blejer en la conferencia "Descifrando el futuro", que el Banco Industrial organiza desde hace 21 años en Buenos Aires.

La ajustada victoria electoral y el no contar con mayoría propia en ninguna de las dos cámaras encorseta de entrada la energía del nuevo gobierno, que sabe que si la devaluación impostergable que tendrá que hacer se convierte en una trampa mortal para los bolsillos de una mayoría, la ola rápidamente se le volverá en contra con la fuerza de un búmeran.

Con estos datos sobre la mesa, tanto Arriazu como Fidanza consideraron que una vez en el poder el macrismo avanzará en algunos temas considerados urgentes, como el levantamiento de los controles cambiarios y el desarmado de las restricciones a la comercialización de productos agrícolas, así como en una reducción de retenciones a la soja. Más temprano que tarde también se actualizarán tarifas de servicios públicos, probablemente con las telecomunicaciones a la cabeza.

La depreciación del peso, la madre de todas las batallas, tendrá que ser llevada con pies de plomo, tanto por su efecto real sobre los asalariados como por la idea instalada durante la campaña de que "Macri es devaluación".

Pero a pesar de estas precauciones señaladas en el plano de lo teórico, para la "vida real" los expositores recomendaron reducir el costo laboral en dólares de los trabajadores argentinos 30%, al argumentar que se trata de una de las limitantes al crecimiento del país, sobre todo con un Brasil "completamente devaluado".

La moneda de cambio que imagina Pro para compensar ese deterioro real de los salarios que se acerca en el horizonte sería mantener el nivel de empleo casi intacto. "Hay...

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