La amistad antes de las redes sociales

El viernes 8 de mayo de 1992, en el Teatro Gran Rex, dos legendario bluseros, Albert King y Taj Mahal, tocaron por primera vez en Buenos Aires. Iniciaron una seguidilla de conciertos que, durante la primera parte de aquella década, transformaron a Buenos Aires en la Chicago argentina (¡perdón, Rosario!). Yo tenía 13 años y lo que más me gustó fue el grupo telonero: Memphis, La Blusera. Puede decirse que fue, también, mi inicio en la "cultura rock". En el pullman habían colgado una bandera que decía "Stevie Ray Vaughan is not dead", y en la fila de adelante, unos pibes compartían una petaca de ginebra. Quedé cautivado por esa banda que cantaba blues y boogie woogie en castellano, que traía una impronta rockera, y que había debutado en el sótano del club Unione e Benevolenza en 1978, un año antes de mi nacimiento. Aunque solían tocar en Cemento y estaban a punto de dar un salto a la masividad, todavía eran un grupo under. Yo me fanaticé con su blues porteño, pero era el único en mi escuela que los escuchaba.Federico Machín, un amigo de la adolescencia que iba a otro colegio, en un recreo descubrió que un compañero de otra división tenía un vinilo de Memphis. "Tengo un amigo que también le gusta eso", le dijo. Y no sé si le dio mi número o él me pasó el suyo, pero se anticipó por más de una década al concepto de red social. Así que un día, por teléfono, nos conocimos con Javier Gallo.De algún modo, él me abrió las puertas al mundo del aguante, que conocí a través de sus cuentos, porque era un poco más grande y porque, además, tenía un hermano mayor que lo llevaba a ver a los Redonditos de Ricota, a Divididos, a Las Pelotas y a Memphis, La Blusera.Él me pasó los primeros casetes piratas de los Redondos, con algunos conciertos míticos y seminales, de fines de los 70. Se transformó, también, en un referente estético del cierto lumpenaje chic y antiestablishment de aquella época. Cuando Memphis tocó en Obras por primera vez, fui al concierto con mi viejo, que se quedó escuchando desde el fondo del campo, y yo me encontré con Javier para verlo desde cerca en las primera línea de batalla. Pensé que íbamos a verlo juntos, hasta que -sabio- me inició en los usos y costumbres del pogo. "Cuando empieza el show, te van a arrastrar a la mierda. Cuando termina nos vemos por acá", dijo. Y así ocurrió.En 1993, decidimos hacer un fanzine. Elegimos un nombre que, muchos años después, se volvió...

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