La ambición y el carácter, los aliados para la consagración

Apeló a su orgullo para sacar adelante un desafío que tenía atragantado por años. Lo encontró como digno y gallardo campeón en el campo. En un Momumental desbordante de pasión, como en tantas escenas de gloria. El River de Marcelo Gallardo, cuyas banderas son Barovero, Maidana, Ponzio, Sánchez y Cavenaghi, pudo con todo. Las lágrimas se perdían en el horizonte, confundidas entre decenas de brazos que apuntaban al cielo. Entre gritos y saltos, recuerdos de antiguas frustraciones y desahogo con final feliz, los jugadores, gestores principales de una conquista histórica, de una noche eufórica, no cesaban de cantar un himno que estalló inevitable, tras el silencio de los años anteriores. "Dale, campeón; dale, campeón", fue la música elegida para cerrar el triunfo por 3-0 sobre Tigres y la obtención de la Copa Libertadores.

River fue inteligente, no perdió la cabeza y presionó donde debía. Lo hizo perfecto en ese primer tiempo en el que le faltó fútbol pero dominó con un funcionamiento ordenado y fuego sagrado en cada pelota. Tigres, que generó peligro sólo con algún remate, no tuvo elaboración y se vio superado. El meticuloso trabajo táctico de River en Monterrey se vio también en el Monumental en la noche esperada por años. El libreto superó a las ausencias y los nombres inesperados estuvieron a la altura de las circunstancias.

El desarrollo que muchos imaginaban, trabado y fuerte, se cumplió. River no sufrió un asedio de Tigres ni la influencia psíquica propia de una final. Porque no lo permitió, porque pensó en cortar cada pelota ajena presionando con sus líneas juntas arriba. Al examen de temperamento y actitud que lo esperaba, lo superó con personalidad.

River hizo lo que más le pedía su gente: derrochó valor. Gobernaba en la batalla del mediocampo, con la experiencia de Ponzio, el quite de Kranevitter y la vocación del resto para avanzar, aunque no del todo prolijamente. Método que hasta le permitía sumar a Vangioni. Y cuando éste se proyecta no es para ser testigo, sino que se convierte en protagonista. Una proyección suya permitió el centro para el anticipo de cabeza de Alario, en el 1-0 a muy poco del...

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