El alto el fuego de un Presidente más frágil y un Gobierno más débil

Alberto Fernández

El futuro sigue siendo una inconmensurable incógnita . La tregua en la cima del poder es solo eso . Un alto el fuego que no saldó las diferencias más profundas, personales ni políticas. Apenas un paracaídas remendado, abierto en medio de la caída libre.

Alberto Fernández es hoy un presidente aún más débil que ayer y el Gobierno, una ruina en proceso incierto de reconstrucción sobre cimientos inestables, con mayor incidencia del cristicamporismo de lo que pretendía el Presidente hasta unas horas antes de la definición.

Las casi 30 horas horas sin ministro de Economía fueron, en realidad, 30 horas de desgobierno y alienación , que no terminaron de cauterizarse y abren un horizonte de extrema complejidad . Todo es forzado y precario en la alianza oficialista. Hasta las soluciones.

La designación de Silvina Batakis como ministra de Economía es un cambio mucho más módico que el que las dificultades de la hora parecían demandar y fruto de una complicada y demorada negociación con Cristina Kirchner . Una negociación, que dejó a muchos candidatos de mayor peso propio en el camino y también afuera del Gobierno al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa . Con ellos se pretendía darle sustentabilidad política a la malherida gestión de Fernández, pero los terminaron arrastrando también en el proceso de desgaste general. Un tortuoso sistema de toma de decisiones que casi siempre termina logrando lo contrario de lo que se propone .

El salto de Silvina Batakis de subordinada de Wado de Pedro a ministra se parece demasiado a una tardía concesión de Fernández para lograr al final del día la tregua con Cristina Kirchner, con quien mantuvo una difícil conversación en etapas, interrumpida varias veces para abrir negociaciones paralelas ante las diferencias que costaba saldar, según varias fuentes.

También fue una singular forma de Fernández de preservar a algunos funcionarios y mantener resortes que hubiera debido ceder a Massa. L a jefatura de Gabinete y el control de todas las áreas económicas eran las condiciones que el presidente de Diputados había puesto para sumarse al debilitado Gobierno . Demasiadas demandas para un Presidente cuya mayor audacia consiste en postergar las definiciones.

La flamante sucesora de Martín Guzmán en Hacienda tiene en su currículum un hecho que en estas horas cobra singular relevancia. Ella es la ideóloga del recorte de la coparticipación a la enemiga ciudad de Buenos Aires, adoptada en septiembre...

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