Allegro

VIENASchönberg, como segunda opciónMás exigente que huraño, más riguroso que condescendiente, Arnold Schönberg no era alguien sencillo de ser seducido para que oficiara de maestro. Sin embargo, cuando encontraba potencial y talento en algún aspirante, lo recibía y lo atendía con la mayor de las generosidades. Incluso si el aspirante carecía de recursos. Alban Berg fue uno de esos casos en los cuales el buen ojo y la posibilidad de contribuir a su desarrollo primaron por sobre la recompensa material. O, mejor dicho, por sobre la ausencia de cualquier recompensa material.En el libro Alban Berg, the man and his music , de Hans Redlich, se cita cómo fue que Schönberg, en 1949, recordaba aquel primer contacto: "En 1904, Alban Berg era un joven muy alto y extremadamente tímido. Pero cuando vi las composiciones que me mostró -canciones en un estilo entre Hugo Wolf y Brahms- reconocí...

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