Alerta en la villa 21-24 por un aumento en los casos de dengue

Hablar de "valores de plaquetas en sangre" en las calles de la villa 21-24, de Barracas, es tan común como en cualquier guardia de hospital en esta epidemia de dengue. Sorprende cuántos vecinos hablan del desequilibrio plaquetario que genera el virus. No hay que avanzar demasiado por las calles y los pasillos cada vez más angostos de la villa para cruzarse con personas que tuvieron la enfermedad, con aquellos que recién comienzan con los síntomas o con los que pueden señalar una decena de casas afectadas en ese conglomerado de 50.000 familias.

Se nota que el dengue los preocupa, sobre todo a los que viven a orillas del Riachuelo. Ayer, durante una recorrida que hizo LA NACION, muchos se quejaban de que los dos centros de salud y acción comunitaria (Cesac) del barrio y los hospitales Penna y Muñiz están colapsados.

En la puerta de la parroquia Virgen de Caacupé, el personal de una unidad móvil del Ministerio de Salud nacional colabora desde hace una semana con el Cesac N° 8, que depende de la cartera sanitaria porteña.

En estos siete días, en "el camión", como le dicen los vecinos, se atendieron unas 40 consultas diarias.

Ayer a la mañana, la entrada a la parroquia servía de reparo de la llovizna a las madres con bebes chicos y grandes. Todos volvían para un control del descenso de plaquetas en sangre asociado con el diagnóstico de dengue o consultaban por primera vez con síntomas similares a los de un vecino o un familiar con dengue.

Soledad González, de 32 años, esperaba ansiosa que a su hermano le dieran el alta. Marcelo, de 19 años, tuvo hace dos semanas un dolor muy fuerte en la espalda, que avanzó al resto del cuerpo, con 39 grados de temperatura. Fue a la guardia del Penna, pero estaba desbordada. Le costó pasar el fin de semana y el lunes fue a la unidad móvil. Su hermana recordó que tenía las plaquetas muy bajas (aumenta el riesgo de sangrado) y que el resultado del hepatograma estaba alterado.

"Estamos muy preocupados porque fallecieron varias personas y la docente de la Escuela N° 9 de Barracas que murió la semana pasada fue maestra de mi hermano", dice Soledad, mientras atiende a Alma, de siete meses, en su cochecito. "Tengo cuatro nenas y me preocupo por ellas. Sería bueno que el Gobierno enviara repelente a las escuelas y los jardines de infantes. A mí me pidieron y colaboré, pero mucha gente no puede comprarlo porque es caro", completa.

Un tema que sigue en agenda

Camino al comedor de la Asociación Civil Padre Pepe de la...

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