Aleppo es la nueva Benghazi

PARIS.- La tragedia de Siria -la demencia sin freno que se ha apoderado de Bashar al-Assad, el interminable martirio de los civiles asesinados por sus bombardeos- suscita numerosos interrogantes.1 - ¿Hay que intervenir?Absolutamente sí. La causa es justa. La intención es honesta. Son los propios sirios los que reclaman ayuda. Las vías políticas y diplomáticas, las tentativas de mediación, cayeron todas en saco roto. Y los daños causados por una operación de rescate de civiles, suceda lo que sucediera, serán menores que los daños causados por los cañones de largo alcance que aniquilan a las ciudades insurgentes. La Aleppo de hoy es la Benghazi de ayer. Los crímenes que se perpetran allí son los mismos con que amenazaba Muammar Khadafy. Y nadie entendería que todo lo que se hizo para impedir un crimen anunciado en Libia se le niegue ahora a Siria.2 - ¿Cómo intervenir? ¿Y cómo lidiar, especialmente, con el veto de Rusia y China?La respuesta es la que dio el 11 de marzo de 2011 el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, a los representantes del Consejo Nacional de Transición libio que se preguntaban qué pasaría si Francia no lograba la adhesión del Consejo de Seguridad: "Sería una desgracia. Habría que hacer todo lo posible para evitar llegar a ese punto. Pero si no lo logramos, entonces habrá que buscar la ayuda de las organizaciones regionales interesadas (la Liga Árabe, la Unión Africana), para generar un encuadre sustituto que nos permita actuar de todos modos". En esta oportunidad, es una cuestión de derecho. De corregir el derecho cuando en su forma positiva contraviene las exigencias del derecho natural. El veto ruso y chino no es un argumento; es una coartada, la coartada de quienes secretamente cuentan con que Al-Assad sea lo suficientemente fuerte para aplastar la insurrección y que así no tengamos remordimientos.3- ¿Qué tipo de intervención? ¿Qué alcance darle a la misión de protección de los civiles sirios?Ante todo, declarar una zona de exclusión aérea desde las bases de la OTAN en Izmir y en Incirlik, Turquía, que impida que la fuerza aérea de Al-Assad lance bombas sobre las mujeres y niños de Aleppo. A continuación, una zona de exclusión terrestre para vedar el paso, siempre por vía aérea, de las divisiones blindadas e impedir que se trasladen de ciudad en ciudad, diseminando el terror. Y también la propuesta de...

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