Alberto Nisman: la política dentro de la Justicia

Un documental de Netflix que pudo ser uno más entre tantos. No lo fue, porque revolvió de nuevo la política argentina. Rectificaciones, polémicas, debates. Sirvió, de todos modos, para confirmar que la muerte (o el asesinato) del fiscal Alberto Nisman es un drama que está extremadamente politizado. A la Justicia le es difícil acercarse a la verdad cuando sus decisiones terminan manchadas por las pasiones políticas. La muerte política más importante de la democracia argentina está a punto de cumplir cinco años. No hay culpables todavía en un país donde la impunidad es habitual. Dos instancias cruciales de la Justicia establecieron que fue un homicidio. Un crimen sin culpables, por ahora. ¿Suficiente? No. Las dudas se reinstalaron con el regreso de un gobierno peronista, porque Nisman murió pocos días después de hacer una durísima denuncia contra Cristina Kirchner. La acusó de encubrir a los autores del criminal atentado contra la AMIA, que dejó 85 muertos inocentes, cuando firmó el tratado con Irán para establecer la verdad. Nadie sabe qué llevó a Cristina a firmar ese acuerdo con Teherán, pero la verdad ya había sido establecida por la Justicia argentina, que imputó al gobierno de Irán de entonces, 1994, la autoría intelectual y el financiamiento para hacer volar la sede de la mutual judía argentina.La primera polémica surgió cuando Alberto Fernández creyó necesario actualizar (es una manera de decir) su pensamiento sobre la muerte de Nisman. En el documental, hecho en 2017, el actual presidente dijo: "Hasta el día de hoy, dudo que se haya suicidado". El miércoles pasado, en el primer día del nuevo año, Alberto Fernández aclaró que "las pruebas acumuladas no dan lugar a pensar que hubo un asesinato". Como se advierte fácilmente, no hizo una afirmación en ninguno de los dos sentidos. Antes dudaba del suicidio. Ahora duda del homicidio. Dos maneras de decir lo mismo. Parece un debate escolástico. Pero la segunda aseveración le sirvió para poner en duda el peritaje de la Gendarmería, que sí estableció que fue un asesinato. El problema central de este nuevo revuelo por la muerte del fiscal es que el Poder Ejecutivo se está metiendo demasiado en cuestiones que están en la esfera de la Justicia. El peritaje de la Gendarmería fue pedido por el fiscal Eduardo Taiano y aceptado por el juez Julián Ercolini. El trabajo lo hizo una amplia junta interdisciplinaria, con peritos de todas las partes. La Gendarmería ejecutó la orden del juez bajo la...

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