Alberto y el huracán latinoamericano

Cuando se ocupa un lugar de relevancia y de gran exposición en la sociedad conviene tener mucho cuidado con determinadas dinámicas, que tienden a imponer sus propias improntas, incluso a quienes descuentan que saben dominarlas. Son los primeros a los que suelen llevarse puestos.La semana que pasó tuvo tal cantidad de acontecimientos programados e imprevisibles de enorme notoriedad, para bien y para mal, en el campo del llamado progresismo latinoamericano que si Alberto Fernández tuviese tiempo de verlos todos juntos en una película,, tal vez no podría evitar cierta sensación de incomodidad. El equilibrio que busca mantener con otros factores de poder podría alterarse, asustarlos o generar preconceptos. Quizás, de seguir así, pronto deberá repetir al establishment y a los mercados aquella frase atribuida a Néstor Kirchner cuando mandaba en la Rosada: "Miren lo que hago, no lo que digo".El fenómeno se acentúa porque el presidente electo se ha vuelto más locuaz que de costumbre y ya casi no deja tema que ande sobrevolando por ahí sin emitir una opinión al respecto. Esa impresión se afirma más porque el presidente saliente y su equipo han bajado fuertemente su perfil. Su sucesor, mientras tanto, no pierde el tiempo y ofrece puestas en escena más histriónicas que ejecutivas, como la convocatoria sobre el hambre.Fernández debe saber que en un mundo multipolar hay que hablarles a distintas audiencias sin traicionarse a sí mismo y guardando cierta coherencia en el total de las participaciones. Pero la acumulación de episodios para un mismo lado en estos días puede afectar ese delicado equilibrio. Por ahora no parece ser algo que preocupe demasiado al mandatario entrante, quien disfruta de ese incipiente rol de buen componedor progre a nivel continental que ambiciona representar. Alguien podría alegar psicoanalíticamente que se trata del complejo del presidente vicario que sobreactúa discursos empáticos hacia la persona de donde emana su poder original (Cristina Kirchner), al que el 27 de octubre agregó el poder real del 48% de las urnas.Cuando el candidato triunfante del Frente de Todos planificó su viaje a México, para buscar un nuevo eje geopolítico latinoamericano como contrapeso a la relación personal traumática que se estableció con el presidente brasileño, no podía ni imaginar que tantos temas informativos le iban a imponer un sesgo ideológico tan definido: así la reunión con el Grupo de Puebla el fin de semana pasado se vio sacudida por dos...

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