Alberto Fernández, arrinconado una vez más por Cristina

No es la primera vez que reniega públicamente del principio de división de poderes que hace a la esencia del sistema republicano. Allá por noviembre de 2018, en vísperas de la llegada a Buenos Aires de algunos de los principales presidentes del mundo para tomar parte en la cumbre del con Mauricio Macri como anfitrión, la entonces senadora y actual vicepresidenta de la Nación participó en el microestadio de Ferro de una suerte de junto a líderes de izquierda. En esa oportunidad, la expresidenta provocó risas y aplausos con su recordada frase "Los gatos son todos gatos y las yeguas son todas yeguas", pero más debió llamar la atención una afirmación no tan celebrada: puntualizó que el sistema de división de poderes data de 1789, el año de la Revolución Francesa, y sugirió con convencimiento que debía ser cambiado por cuanto es un sistema de la época en que ni siquiera existía la luz eléctrica.Más de una vez se quejó también Cristina Kirchner del papel que cumple la Corte Suprema de Justicia en el control de constitucionalidad de los actos de gobierno. Allá por 2012, durante su segundo mandato presidencial, luego de que la Justicia suspendiera un decreto de necesidad y urgencia que disponía la expropiación del tradicional predio de la Sociedad Rural Argentina, escribió en Twitter: "En un desequilibrio total del sistema democrático, jueces gobiernan anulando decisiones propias e intransferibles del Ejecutivo y el Legislativo". Añadió que "no solo se quiebra el principio de igualdad ante la ley, sino que además surge un Superpoder sobre el Ejecutivo y el Legislativo".Su posición ha sido interpretada por distintos expertos en derecho constitucional como una concepción según la cual el Poder Ejecutivo representa la suma de todos los poderes y los jueces no pueden limitar su gestión, al tiempo que la interpretación final de la constitucionalidad de los actos de gobierno por parte de la Justicia constituiría una restricción inadmisible.Cuando la expresidenta alude despectivamente al carácter vitalicio y perpetuo de los jueces, y cuando habla de la necesidad de democratizar la Justicia, a lo que apunta en rigor es a la incondicionalidad de los magistrados frente a las pretensiones del Poder Ejecutivo.El fanatismo que demostró horas atrás en contra del principio de división de poderes en su última carta pública se explica por la particular concepción ideológica que exhibió durante muchos años, pero mucho más por su necesidad de embestir contra todo...

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