Alberto Fernández, en el abismo entre el dicho y el hecho

No hay nada más incompatible con el poder que la ficción. El poder se manifiesta en su ejercicio. Alberto Fernández enfrenta este problema. Se presenta como capitalista. Dice ser un liberal. Eso sí: de izquierda. a que se asocien a su administración. Pero, cuando llega el momento de desplegar una política coherente con estas definiciones, no puede. Ejecuta lo contrario. La estatización de es una exhibición de esta fisura en gran escala. Pone de manifiesto una enorme disociación entre discurso y acción. Entre medios y fines.La víctima más inmediata de esta incoherencia es Martín Guzmán, el ministro de Economía. Si bien todavía no pudo exhibir un programa, repite una narrativa según la cual el drama económico argentino se resuelve imprimiendo un gran impulso a las exportaciones. Esa estrategia nos liberará de las crisis recurrentes y, sobre todo, de la perversa dependencia del mercado financiero. El avance del Estado sobre Vicentin es una agresión directa a estas pretensiones. Si existe un sector competitivo, es el agropecuario. Aun cuando soporta una gran intervención del sector público, que captura hasta el 33% de sus ingresos a través de retenciones. A esta distorsión, agravada por el alarmante atraso cambiario, se agrega ahora la decisión de confiscar. Es razonable que la opción de invertir en ese negocio se vuelva cada vez más problemática.Guzmán puede parecer una figura anecdótica dentro del Gobierno. Pero está al frente de la operación que, junto con la gestión de la cuarentena, más preocupa al Presidente: la reestructuración de la deuda. Se propone formalizar su tercera oferta el viernes. Y estudia ofrecer un bono con un cupón atado al desempeño de las exportaciones. Una réplica de aquel otro asociado al crecimiento que ofrecieron Néstor Kirchner y Roberto Lavagna e hizo en estos años las delicias de los acreedores. En este contexto, Guzmán vio cómo su jefe entraba en Vicentin. El bono que había imaginado cambia de sentido. Parece un chiste.En la semana en que el Gobierno hará el nuevo ofrecimiento a los bonistas, un coro de hombres de negocios advierte sobre la dificultad de invertir en el país. Solo la UIA puso una sordina a su pronunciamiento, a pesar del revuelo que se produjo en la última reunión de su junta directiva. También se escuchan voces de figuras con gran repercusión internacional, como Fernando Henrique Cardoso, quien ayer alertó que, con medidas como la de Vicentin, las inversiones buscarán otros destinos. Alguien en...

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