Y ahora qué: lo que queda del grito de silencio

"Eran simplemente personas que ." Así define Claudia Capogrosso, dueña de un local sobre Avenida de Mayo al 600 la marcha que anteayer movilizó a 400.000 personas desde el Congreso de la Nación hasta la Plaza de Mayo para rendir homenaje al fiscal , que murió luego de denunciar a la Presidenta. "No vi banderas políticas, ni vendedores de baratijas, ni colectivos trayendo gente, ni oportunistas. Eran personas como cualquiera de nosotros, hartas de pedir justicia y no ser oídas", apunta.

Claudia tiene 39 años y en estos años que tiene se volvió una verdadera especialista en marchas. "En reclamos que lamentablemente quedan en la nada", puntualiza. En la movilización de anteayer dice que vio algo distinto. "No era la gente que siempre viene a las marchas." Tanto que tuvo abierto el local hasta las 18.30, cuando en la calle ya casi no entraba nadie más. Solo entonces bajó la persiana e hizo lo que nunca había hecho antes: se sumó a la multitud. Terminó volviendo a su casa, en Barracas, varias horas después. A pie. Completamente mojada, pero con la sensación de haber sido parte de algo más grande.

Un día después, sin embargo, el panorama sobre la Avenida de Mayo intenta convencer de que ese cambio que amanece, ese grito de silencio no tiene más chance que disiparse y morir el bullicio de reclamos desoídos que alguna vez desfilaron por esas mismas cuadras.

¿Y ahora qué? Sólo unos pocos carteles del 18-F persisten en las paredes 24 horas después. Aquellos que prácticamente han desaparecido. Los que quedaron comenzaron a ser tapados por otras propuestas. Como las estampitas de los "cabarets vip", que un grupo de jóvenes coloca a gran velocidad con Boligoma. Duran poco hasta que una cuadrilla de Ciudad Verde los despega de los tachos de basura a fuerza de hidrolavadora.

En la esquina de Piedras y Avenida de Mayo un cartel que pide "Exijamos justicia a la Justicia" quedó tapado por otro que parece gritar más fuerte "Cristina conducción".

Volver a caminar aquellas cuadras que recorrió la multitud en homenaje a resulta elocuente. O al menos ofrece una interesante retrospectiva de los reclamos sociales que por allí caminaron en la última década. Y más...

En la plazoleta de la avenida 9 de Julio y Avenida de Mayo, el acampe qom sostiene un reclamo que antecede al de Nisman y llegó con posterioridad al pedido de justicia por el atentado de la AMIA. Un pedido que por histórico se volvió ancestral. Y que por ancestral se diluye en el tiempo... como llevan...

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