Por ahora, proyectos y cosmética

Tal vez a contramano de lo que esperaban seguidores y detractores, el gobierno de Mauricio Macri acaba de confirmarles a todos los porteños que la villa 31, la famosa villa 31 de Retiro, está allí para quedarse. Para quedarse para siempre.Convengamos que un gobierno que habla de urbanización suena mucho más contemplativo y solidario que aquel que propugnaba la erradicación. De hecho, tampoco hay que olvidar que una ley votada por la Legislatura en 2009 obliga al gobierno a urbanizar la villa 31.Hoy, los intrincados vericuetos de esa ciudad oculta dentro de otra lucen muros multicolores, un incipiente adoquinado, el embrión de una red cloacal, doce espacios verdes y una creciente presencia del gobierno porteño que tiene mucho de asistencialista, pero también de velada apetencia electoral.Se trabaja, en un año de elecciones, para mejorar la calidad de las 26.000 almas que allí viven y para que los hasta ahora considerados intrusos pasen a revistar en la categoría de vecinos.El problema -como casi siempre ocurre- es que las buenas intenciones y los proyectos políticos no siempre vienen acompañados del orden, la planificación y el sentido común.Diego Santilli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, se entusiasma con la pintura de los muros, con adecuar un terreno para hacer funcionar una feria de artesanías y comidas, y sueña con la llegada del bus turístico a ese punto de la Capital. Santilli...

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