Cómo afectó la virtualidad a los alumnos de escuelas de educación especial de la ciudad

La Escuela de Educación Especial y Formación Laboral N° 2, en Villa del Parque, es una de los 53 establecimientos de este tipo que hay en la ciudad

En la ciudad, las escuelas especiales, junto con los jardines maternales, los niveles inicial y primario, retomaron la presencialidad de manera total el 31 pasado. El jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta destacó a estos sectores con prioridad para el regreso, porque son los que "más necesitan la sociabilización , a los que más difícil se les hace seguir una clase por la computadora". En este sentido, según consignan los especialistas consulados por LA NACIÓN, para los alumnos de las escuelas especiales, la experiencia de un año sin presencialidad tuvo matices diversos, pero para todos significó un camino con dificultades.

Mónica Turrado, supervisora del área de Educación Especial para Chicos y Chicas con Discapacidad Mental de los distritos 3, 5 y 19, de la zona sur de la ciudad, lo pone en estos términos: "El año pasado fue muy difícil, hubo un gran esfuerzo por parte de los docentes y de las conducciones para intentar sostener el vínculo, pero la propuesta pedagógica en sí fue complicada. Para nuestros niños, la presencia en el aula es muy importante, desde la mirada, el vínculo con los pares y todo eso que la virtualidad no ofrece ".

Uno de los grandes obstáculos de la educación remota para las escuelas especiales deriva de su modo individualizado de enseñanza. "A cada niño se le ofrece lo que cada niño necesita", subraya Turrado, de allí los problemas que representa la virtualidad tanto para el docente como para el alumno. Pero la vuelta a la presencialidad en febrero pasado significó una nueva etapa sumamente beneficiosa. "Las burbujas nos dieron la posibilidad de volver a empezar en algunos casos, porque sobre todo con los más pequeños notamos que fue más fácil que olvidaran lo adquirido. Nos encontramos con chicos que estuvieron un año encerrados en su casa, pegoteados a mamá o papá, entonces hubo que volver a adaptarlos a salir del hogar ", sostiene. En estos colegios, los grupos de alumnos son siempre reducidos, de tal manera que pudieron conformarse burbujas de muy pocos chicos que asisten de lunes a viernes. "Tenemos burbujas de cuatro o seis alumnos que no asisten a la jornada completa, porque no lo permite la bioseguridad, pero una jornada de tres horas y media todos los días podemos sostener", aclara Turrado. Y reconoce: "La familia le pone mucha garra, porque...

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