Advertencias para un Presidente irreductible

La reunión fue mucho más dura de lo que trascendió. "Frontal", dijeron los que quisieron desdramatizar. Recién arrancaba la semana cuando Mauricio Macri escuchó de parte del jefe del radicalismo, Alfredo Cornejo, uno de los cuestionamientos más severos desde que está en la Casa Rosada. Algunos de los testigos fueron Marcos Peña, Rogelio Frigerio, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, de un lado; y Gerardo Morales, Ricardo Colombi, Mario Negri y Luis Naidenoff, del otro. Si se tratara de una auténtica coalición de gobierno, se podría haber hablado de una "cumbre". El gobernador mendocino, que en poco tiempo se ganó el mote de "hombre bravo", cuestionó no solo los últimos aumentos de tarifas y las dificultades para controlar la inflación; también repasó las medidas erróneas que a su juicio adoptó el Gobierno en su gestión. "Es la primera vez que tenemos una diferencia conceptual con Pro", sintetizó un líder radical.

Los radicales entienden que hay un exceso de presión económica sobre la clase media, que es el bastión electoral de Cambiemos, a partir de la seguidilla de aumentos. Así coincidieron con el reclamo que la semana previa había hecho Lilita Carrió. Es comprensible. En la elección del año pasado, Cambiemos ganó en 17 capitales provinciales y en los principales centros urbanos bonaerenses. Se quedó con la mayor parte de los votos de clase media urbana. Pero además, por primera vez, penetró fuertemente en bastiones históricos del peronismo, incluso en el otrora inexpugnable conurbano, donde ganó en 10 de los 24 municipios. Allí, Cambiemos empezó a calar en sectores populares.

Cornejo visualiza un corrimiento sutil del objetivo estratégico del macrismo, que apuntaría a expandirse en los niveles sociales más bajos, que históricamente votaron al peronismo, porque la clase media ya es más proclive a votarlos. El proyecto de ley que presentó esta semana el oficialismo para expropiar tierras de villas y asentamientos y otorgarles los títulos de propiedad a sus habitantes iría en ese rumbo. En el fondo es una paradoja para una administración acusada de gobernar para los ricos y que tiene a varios ministros dando explicaciones sobre su patrimonio en el exterior.

Macri no eludió el debate con los radicales, y se prestó a una conversación que duró más de dos horas, algo no muy habitual para él. Les dijo que estaba dispuesto a escuchar propuestas alternativas, pero que cada vez que las pedía solo había silencio. Los radicales recogieron el guante y...

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