¿Adónde va el automovilismo?

Todo tiempo pasado en el automovilismo, fue mejor… o peor, eso es posible debatirlo. Caracciola, Nuvolari, Fangio, Ascari, Moss, Clark, Stewart, Lauda, Prost, Senna, Schumacher, Hamilton, la discusión sobre Fórmula 1 puede ser eterna, a pesar de que la disciplina es, aunque la máxima, apenas un recorte de la vasta riqueza del deporte motor iniciado allá por 1894.

También puede discutirse el futuro, aunque en menor medida que el pasado. No hay terreno fáctico sobre el que acordar o disentir y, como en pocas ocasiones en los casi 125 años de historia del deporte motor, las certezas son mínimas. Las incógnitas son de variado tono y nadie está seguro de cómo serán las carreras de aquí a 20 o 30 años.

Lo obvio es lo indiscutible. Gana el que viaja más rápido. Lo demás es materia opinable. Si en el pasado el motor a combustión interna dominó en gran proporción la escena –luego de un tímido arranque eléctrico que no prosperó- ese reinado está hoy en cuestión.

El interrogante es doble. No solo no sabemos qué clase de automovilismo tendremos en un futuro mediato, sino tampoco estamos seguros que subsista la popularidad del deporte mecánico. Lentamente, las audiencias decaen en el planeta a la par que se consolidan muchas otras prácticas sociales que desdeñan el entretenimiento que proporcionan las competencias deportivas, entre ellas las carreras.

Esas incógnitas se aceleran de manera proporcional a la invasión cotidiana de las nuevas tecnologías. La velocidad está en las redes sociales, afirmaba años atrás la revista especializada Racer para dar cuenta del desinterés de los jóvenes por las competencias. En Europa a los jóvenes no les interesa comprar automóviles, aceptaba el multicampeón Alain Prost en una charla con Al Volante un año atrás, en ocasión del último E-Prix de Buenos Aires. En medio de esa confusión cuesta avizorar hacia dónde va el automovilismo.

Enchufados con los fierros

La onda es eléctrica. La Fórmula E arrancó tímidamente cinco años atrás y estuvo a punto de naufragar al cabo de su primera temporada, como admitió su mentor, el español Alejandro Agag. La especialidad se fue consolidando con el entusiasmo de las marcas, que creen que en esa tecnología está el futuro de la industria.

Esa tendencia sigue, de manera tácita, la idea que algunos países europeos ya legislan, para eliminar el parque a combustión interna (nafteros y diésel) y reemplazarlos con vehículos eléctricos.

La moda es promover campeonatos eléctricos: hasta el...

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