Acoso al Poder Judicial

A los pocos días de realizadas las elecciones parlamentarias de mediados de 2005, el Gobierno comenzó una abierta y fuerte ofensiva a fin de modificar la ley 24.397 (del Consejo de la Magistratura), norma que reglamentaba los artículos 114 y 115 de la Constitución desde 1998.El proyecto encontró una fuerte resistencia entre los colegios de abogados, asociaciones de jueces, partidos políticos opositores y organizaciones civiles, en razón de que se advertía que tras la reforma se ocultaba, de forma casi ostensible, la intención del oficialismo de controlar al Poder Judicial y anular su independencia.Las expresiones vertidas durante el tratamiento parlamentario de lo que sería luego la ley 26.080, examinadas a la luz de los objetivos políticos perseguidos, anunciaban el trazado de un camino perfectamente definido: los abogados que no podían ser separados del Consejo de la Magistratura y del Jurado de Enjuiciamiento por imperativo constitucional debían tener una representación simbólica y sin peso alguno en las decisiones de ambos organismos.En el debate realizado en la Cámara de Diputados, el oficialismo impuso su mayoría, al igual que en el Senado.Todos los aspectos cuestionables que desde distintos sectores se habían denunciado sobre el funcionamiento del Consejo fueron utilizados como argumentos para impulsar la necesidad de "cambios".Los propios opositores al sistema, que procuraron sin éxito su demolición interna para hacerlo desaparecer o, como efectivamente sucedió, convertirlo en la lamentable mascarada actual, se elevaron a la categoría de fiscales de ambos organismos con una duplicidad que Maquiavelo hubiera envidiado.Los anticipados efectos de la ley 26.080 se produjeron tan inexorables como eficazmente. La mayoría calificada otorgada por la ley al oficialismo actuó a sus anchas sin reconocer trabas ni cortapisa alguna. Si existía alguna duda respecto de los males que, según se advertía, iban a producirse, la realidad los confirmó con creces.El Consejo de la Magistratura se convirtió en un apéndice del Poder Ejecutivo, que logró dominar la totalidad de las áreas del organismo. El Jurado pasó a ser un elemento decorativo. Así, el Consejo se convirtió en un instrumento determinante para la dominación del Poder Judicial y la desaparición de toda noción de independencia.Lamentablemente, algunos sectores minoritarios del Poder Judicial tuvieron una visión gravemente equivocada de la reforma, y no advirtieron que la cuestión de fondo no tenía en miras la...

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