Al acecho: Lula y la economía, los dos fantasmas que persiguen a Dilma

En medio del tumulto matinal de la feria de la plaza General Osorio, en Ipanema, Adriana Guerreiro levanta un tomate con delicadeza, como si se tratara de una joya valiosa. Lo aprecia unos segundos, piensa y luego desiste, para volver a dejarlo sobre el puesto de verduras, donde el kilo es vendido a 7 reales (3 dólares)."Todas las semanas aumenta el precio de los alimentos, pero para defender el bolsillo del pueblo. Ya ni podemos comprar tomates", se lamenta ante LA NACION esta empleada doméstica de 55 años, habitante de la cercana favela del morro de Cantagalo, que gana 1500 reales por mes (unos 500 dólares), el doble del salario mínimo nacional.Cuando faltan seis meses para las elecciones generales, la presión inflacionaria, sumada a un decepcionante desempeño económico, es ya uno de los principales Dilma Rousseff.Se espera que la mandataria busque un nuevo mandato para retener el Palacio del Planalto en manos del Partido de los Trabajadores (PT), en el poder desde 2003 gracias al éxito de su predecesor y mentor, Luiz Inacio Lula da Silva, pero la situación económica amenaza con arruinarle los planes, como hizo con el almuerzo de doña Guerreiro.Y ahí surge en el imaginario brasileño la figura de Lula como eterno salvador. Gracias a su popularidad y a una intención de voto de 52% -bastante más alta que el 38% de Dilma- si decidiera presentarse a las elecciones, el ex presidente le daría un cómodo triunfo al PT.Atrás quedó el crecimiento económico brasileño a tasas chinas del 7,5%, como cuando Lula dejó la presidencia a fines de 2010. Desde que Rousseff asumió, el PBI se expandió 2,7% en 2011; 1% en 2012; 2,3% en 2013, y el Fondo Monetario Internacional acaba de proyectar un crecimiento de apenas 1,8% para este año, pese a que el gobierno insiste en mantener su expectativa de 2,5%. En tanto, la inflación cerró el año pasado a 5,9% y según los pronósticos oficiales ascendería este año a 6,2% (muy cerca del 6,5% considerado como techo por la meta del gobierno).Sin embargo, hasta marzo, el índice de precios al consumidor lleva acumulado un aumento del 6,15% en los últimos doce meses, impulsado por un alza de los alimentos aún mayor. ¿El villano de la película? El tomate, cuyo precio subió 32,85% desde marzo del año pasado, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE)."La percepción de la gente es que el gobierno no está consiguiendo domar la inflación, sobre todo en productos cotidianos como los alimentos", señaló Heron do Carmo...

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