Acceso restringido: Buenos Aires, en silla de ruedas

¡Frená, por favor, frená!" Melody Escudero Amado tiene los ojos brillosos de tanta bronca. Intenta, por tercera vez en once minutos, que un colectivo de la línea 67 se detenga en la parada de la avenida Cabildo, casi esquina Juramento, en Belgrano.

Anhela que algún chofer se digne a llevarla, pero varios "no" rotundos de otros conductores la obligan a lanzarse a la calle con su silla de ruedas; a cruzarse delante de una mole de hierro (patente LHQ 269) para evitar que la dejen ahí, abandonada. Llovizna en Buenos Aires y el piquete de la "piedad", con el que pone en peligro su vida, eriza la piel de los peatones. Así logra lo que hasta entonces parecía imposible: que la vean; que la suban; que la lleven. "Esto es lo tengo que hacer todos los días para tomarme un colectivo. Si no, pasan de largo", cuenta Melody, de 24 años, que se moviliza en una silla motorizada.

Al hablar de accesibilidad, el transporte público es hoy la principal dificultad que las personas con discapacidad motriz encuentran en Buenos Aires. Aunque no la única, lógico. Esta urbe que recién en la década del 90 comenzó a transformar su infraestructura en pos de la inclusión ha ido mejorando en varios aspectos. Pero falta un largo camino todavía, según coinciden especialistas consultados por LA NACION.

El 9,9% de la población porteña (286.110 personas) tiene algún tipo de discapacidad, entre las que se incluye a las personas con movilidad reducida, según la Encuesta Anual de Hogares 2011 de la ciudad. En todo el país, el 12,9% de la población (5.114.190 de personas) declaró en el Censo Nacional de Hogares 2010 . Y en el mundo el porcentaje es mayor: la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 1000 millones de personas (cerca del 15%) viven con una discapacidad.

Melody Escudero Amado cursa tercer año de abogacía en la UBA y tiene una historia singular: su padre, su madre y su hermana, de 17 años, también sufren de discapacidad motriz. Todas las mujeres de la familia están en silla de ruedas a causa de una neuropatía periférica congénita llamada Charcot Marie Tooth. "Mi motor de lucha es porque las cosas no funcionan. Porque los colectivos llevan un cartel con el símbolo de discapacidad y la mayoría no son accesibles", dice Melody, que creó una página en Facebook ("Odisea de la vida cotidiana") para relatar los obstáculos que encuentra a diario.

Numerosas veredas de la ciudad están rotas y también escasean. Según el gobierno porteño, en 2007 había 9700 rampas para personas con discapacidad (sólo 3200 estaban bien conservadas) en las 80.000 esquinas de la Capital.

Hoy el asciende a 36.000, siendo Recoleta el barrio con mayor cantidad de accesos. Pero Puerto Madero es el más accesible por la nivelación entre calles y veredas y la adecuación de los ingresos en comercios y edificios, según marca la ley nacional (24.314). En cambio, en los barrios del Sur pasa algo similar a lo que ocurre en las ciudades del interior: las rampas en las esquinas se cuentan con los dedos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR