Abusos en la elección de los jueces

En un excelente artículo publicado recientemente en esta página, Gustavo Maurino se quejaba por la demora en la designación de jueces y otros funcionarios cuya actividad es indispensable para la protección de los derechos de los ciudadanos. Esa preocupación es justificada, pero no es la única capaz de aquejarnos y, si se me permite decirlo, no es tampoco la mayor en ese marco temático.Durante muchos años, los jueces fueron designados directamente por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado. En algunos períodos, este sistema se prestó a abusos, y la decisión ejecutiva se ejercía por mero favoritismo en tanto el control senatorial, cuando no era de mero trámite, acababa reduciéndose a mezquinas negociaciones de prebendas. Hubo un caso en el que el hijo de la tarotista presidencial fue nombrado fiscal y propuesto como juez federal sin tener el título de abogado; otro en el que una jueza recién designada tercerizaba la redacción de las sentencias; muchos más en que la selección, legalmente regular, acabó por revelarse fundada en parentescos, militancias o favores personales antes que en la capacidad o la virtud de los candidatos.Con la intención de limitar estos males, se negoció entre 1993 y 1994 la creación del Consejo de la Magistratura, que dispondría rigurosos concursos de oposición y antecedentes para seleccionar a los futuros jueces y presentarlos a la presidencia en ternas vinculantes. El método, al principio prometedor, no tardó en ser desvirtuado, en parte por el exceso de representación política en el Consejo, pero también por el contagio que esa representación ejerció sobre algunos representantes de otros estamentos. Así, se vio cómo las decisiones de los jurados eran tergiversadas (en algún caso llegó a nombrarse una comisión revisora, cuya decisión tampoco fue respetada), o el resultado acababa burlado a su vez al ritmo de encendidas arengas políticas en el seno del Consejo. También se ha instalado la costumbre -afortunadamente no unánime, pero extendida- de que los candidatos soliciten públicamente cartas de recomendación y hasta propongan para eso textos ya redactados...

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