El ABC de las series

Se podrá discutir si hay un momento preciso en el que las series desplazaron a las películas como el objeto de consumo popular por excelencia hecho en los Estados Unidos. Si el movimiento tectónico coincidió con el día del estreno de Los Soprano (tal vez en su desenlace, cuando cayó la cortina negra y tan ambigua sobre la vida del excepcional Tony) o si, por el contrario, la migración de narrativas e influencias ocurrió por goteo o acumulación de ficciones que se impusieron en el gusto global por su creciente introspección, profundidad y valor de entretenimiento.

Donde sea que se lo ubique en el tiempo, lo cierto es que el cambio es tan irreversible como complejo. El universo de las series viene con los particulares usos, costumbres y modos de producción de la TV norteamericana que en muchos aspectos difieren enormemente de los que conocemos aquí. Y sabemos que ya no alcanza con ver la misma TV en sincronía con el resto del planeta, sino que también hay que conversarla a coro. Y para eso sirve manejar la terminología correcta y la perspectiva histórica para entender algo más de cómo y por qué estamos viendo lo que vemos. Lo que sigue es un diccionario que pretende explicar los elementos necesarios para experimentar y sumergirse sin ahogarse en la cultura popular hecha serie.

B

Binge Watching

(v. binsh uotchin)

Los avances tecnológicos salvan vidas, nos ayudan a buscarla en otros planetas y nos permiten también ver una serie de una sola sentada. Tal vez el cambio de consumo televisivo más marcado de los últimos años -a partir de la aparición del DVR, o Digital Video Recorder, y las plataformas digitales de contenido- sea la práctica del atracón de TV. Gracias a la posibilidad de grabar una serie hasta acumular todos sus capítulos o de mirarla de principio a fin desde el día en que se lanza al ciberespacio, el público calibró a su antojo el ritmo de ver los episodios, al punto de que el acceso excepcional -como el que otorgaron las series House of Cards o Orange is the New Black- se volvió la norma para los seguidores de las ficciones televisivas. Y la misma tecnología habilitó nuevas costumbres como el hate-watching (mirada irónica y cargada de resentimiento de un ciclo que sabemos que vamos a odiar, pero miramos igual). Todo sea para entretener a nuestros seguidores de Twitter.

D

Dramedy (sust. drámedi)

Resultado de la complejización de las tramas de los ciclos dramáticos de fines de la década del 90, que huían del melodrama hacia el humor o la ironía para encontrar un contrapunto que encuadrara las experiencias límite de sus protagonistas, la comedia dramática (o el drama con tintes cómicos, según hacia dónde se incline el punto de vista de la ficción) fue el fértil terreno donde se desarrollaron títulos ahora clásicos, como Buffy, la cazavampiros, de Joss Whedon; Ally McBeal, de David E. Kelley; Six Feet Under, de Alan Ball, y Gilmore Girls, de Amy Sherman-Palladino, sin los que sería imposible imaginar la existencia de, por ejemplo, Orange is the New Black o Girls.

E

Era de oro de la televisión, la (crit.)

El concepto engloba un cúmulo de ficciones televisivas norteamericanas que no comparten géneros ni estilos, sino método y lenguaje: suelen reivindicar implícita o explícitamente la noción de autor en la persona de su creador y/o showrunner (ver aparte) y apostar fuertemente a la creación de un universo narrativo detallado y autosuficiente, con una trama serializada -que continúa a lo largo de los capítulos-, lenguaje visual indistinguible del...

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