Nada al 9: la historia de los goles fallados en las finales

Faltaban 25 minutos para que se acabara el suplicio. Brasil era -como solía serlo- una fiesta de fútbol y goles. El primero, un zurdazo poderoso de Adriano. El segundo, una sutileza de Kaká. El tercero, un toque de Ronaldinho. El cuarto, un cabezazo del Emperador. Fráncfort, 29 de junio de 2005, finalísima de la Copa de las Confederaciones. La Argentina espía de reojo el marcador y el cronómetro: por suerte, no falta tanto. Pablo Aimar, un fantasista, de pronto se arroja hacia adelante, en un vuelo corto, una palomita sensacional que acorta, en parte, la dolorosa caída por 4 a 1. El Payaso, un crack de los de antes, jamás imaginó que iba a ser el último "goleador" de una final para un seleccionado argentino. Con la de anteanoche, suman cuatro choques decisivos, sin goles, sin el grito sagrado de los números 9 de nuestro fútbol. Y en todos, con el mejor del mundo.

Días atrás, Lionel Messi superó a Gabriel Batistuta como máximo anotador de la selección, con 55. Entre los seis primeros también figuran Sergio Agüero, con 34 y Gonzalo Higuaín, con 31. Leo suele romper todos los récords en Barcelona: sólo le falta el que todos esperamos. Como Pipita en Napoli: 36 tantos en 35 partidos en el calcio es una cifra demoledora. Como el Kun en Manchester City: 24 gritos, a uno de la cúspide. Los delanteros -sobre todo, los número 9- se desvarían en las tardes de gloria. Se pierden.

Como en la Copa América de Venezuela 2007, en un elocuente 3 a 0, otra vez, con Brasil del otro lado. De los de arriba, el equipo albiceleste era un festín: Riquelme, Messi, Tevez y Crespo. Con la desventaja de 1-0, Riquelme movilizó un palo, con un zurdazo vibrante. Más tarde, fue el derrumbe existencial de un equipo entretenido y audaz.

Cerca del último suspiro del alargue, Mario Götze desnudó a la Argentina en otra final, la más bonita, en el Maracaná, con todo el espíritu que provoca en el hincha promedio. Alemania, otra vez, nos propinó un golpe de KO. De esa tarde de final mundial, se recuerdan los remates sin precisión de Rodrigo Palacio y de Gonzalo Higuaín. Si era por arriba, si era por abajo. Y también el zurdazo cruzado de Messi al...

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