'Tengo 76 años. Sé muy bien del peligro del fraude online, pero me engañaron igualmente'

Un jubilado buscaba una nueva licencia para su Windows en Google. Al día siguiente una desconocida le llamó y él le dio las claves de bancos, su foto y el DNI. Aún no se explica cómo

Ángel buscaba en internet una licencia para renovar Windows que no le costara mucho. Hacía poco que le habían reparado su computadora y le había caducado la que le habían puesto en la tienda. Miró en Amazon y en otros portales, buscaba algo barato. Al día siguiente le llamaron por teléfono. Era una tal Martina Wilson, con un número de empleada de Windows, que Ángel anotó debidamente. Dos horas después, Ángel había dado al teléfono y, que él recuerde, las claves de sus tres bancos, fotos de su DNI, acceso remoto a su computadora y una foto de su rostro hecha con Skype .

Mientras Ángel cuenta su historia a EL PAIS sigue sin explicarse cómo pudo acceder a dar toda aquella información sin rechistar. "Me he preguntado muchas veces cómo fue posible, cómo que yo fuera tan ingenuo, que no me diera cuenta mucho antes de la situación", dice ahora. Ángel aceptó compartir su historia, más común de lo que parece, para ayudar a otras personas. Pero pidió repetidamente a este periódico que ocultáramos su identidad, en buena parte por la vergüenza que le supone haber picado con tanta facilidad. "Quizá es que soy de otra generación", dice. EL PAIS no revela, por tanto, su oficio antes de jubilarse ni su población de residencia...

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