Un tour porteño por los edificios emblemáticos

Entrar a los de la ciudad por la puerta principal. Descubrir los secretos del . Sentirse un invitado en la vivienda de un extraño. De eso se trató el festival Open House Buenos Aires, al que asistieron 20.000 vecinos durante el fin de semana para conocer las entrañas de 72 edificios, generalmente cerrados al público.

Entre los porteños que visitaron, por única vez, estos inmuebles con acceso restringido, hubo arquitectos, estudiantes, diseñadores, fotógrafos, historiadores y profesores. Casi todos se vieron atraídos por la misma idea: conocer estos lugares privados, que desde la vereda parecían inalcanzables.

La oferta del festival, organizado por cinco jóvenes arquitectos que integran el grupo CoHabitar Urbano, fue extensa y variada. Contemplaba edificios históricos, mansiones, casas particulares, barrios, bibliotecas, museos, talleres, escuelas, universidades, jardines de infantes, bancos, pasajes, hoteles, galerías de arte, cines, teatros y ateliers.

LA NACION hizo su propio recorrido por el edificio Bencich, en el centro porteño; el Barrio Parque Los Andes, en Chacarita, y la Casa Scout, en Palermo. Así, la búsqueda del tesoro se puso en marcha...

La ciudad acumula edificios señoriales que son un símbolo de la vida porteña, como el Bencich, en la avenida Roque Sáenz Peña 615 (Diagonal Norte). Será por eso que pasadas las 10 de ayer, la puerta de este inmueble de quince pisos ya estaba repleta de gente ansiosa por conocerlo.

Juan Marfetan, el jefe de mantenimiento del edificio, fue quien se encargó de acompañar a los visitantes. Explicó que el inmueble de oficinas, donde predomina el mármol, fue construido en 1927 por los hermanos Miguel y Massimiliano Bencich. "Tardaron sólo once meses en tenerlo listo", dijo el hombre, parado en la terraza superior del piso once, donde se imponen dos grandes cúpulas, también pensadas para ser oficinas. Desde allí, era imposible no distraerse con el paisaje: de un lado se veía toda la Diagonal Norte, desde el Obelisco, hasta la Plaza de Mayo. Del otro, miles de personas caminaban por la peatonal Florida.

Hoy, muchos de estos espacios antiguos funcionan como una sala de teatro, locaciones para producciones audiovisuales y ateliers de artistas. En una de las cúpulas hay una habitación con el techo y las paredes llenas de humedad; otra tiene los pisos de madera destruidos; otra posee una bañera antigua en el centro y una última está repleta de zapatos.

La imagen de lujo que dejó el Bencich fue contrastada...

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