El código Riquelme

Cuando habla y cuando calla, dice. Sin mover un solo músculo de su cara, sugiere. Dice ser feliz sin soltar una sonrisa. Asegura no ser tan inteligente por fuera de su talento para la pelota, mientras lanza ironías y cosecha poder. Mide sus fuerzas contra rivales sin importarle la talla. Tiene una serie de códigos y de valores que parecen haber sido grabados por su puño y letra. Es un magnífico estratego, fuera y dentro de la cancha. En el arte de jugar con una pelota es único e irrepetible. En el oficio de declarar es artero y lacerante. Hace distinto lo común y genera que nada sea indiferente. Mientras muchos dudaban de la cantidad de partidos que iba a jugar en la B Nacional con Argentinos, ayer cumplió su décimo partido consecutivo. Buena fórmula para silenciar a sus detractores y consolidar su estrategia para recuperar su lugar lejos de la Paternal. Porque en el código Juan Román Riquelme, todo es posible.Revolucionó Jujuy. Con Argentinos viajó al norte de la Argentina para intentar darle al equipo que lo vio nacer el pasaporte para retornar a primera. Es una misión que encierra muchos significados para él. Que no sólo tiene incidencia directa en Boyacá y Gavilán, sino que resuena en La Boca. Porque sabe bien que cada uno de sus pasos reverberan en la Bombonera, aun cuando ya no se escuchan pedidos encendidos por su regreso. Porque no fue casual que Román, después de haberle dado la clasificación al Bicho para la semifinal de la Copa Argentina, con dos ejecuciones de penal -una picando el balón-, tomase un micrófono para hablar, entre otras cosas, de? Boca.Puede dibujar la maravilla más...

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