Hermanas: Buenos Aires y Pekín, unidas por un acuerdo

Desparramadas por el mundo, tiene 59 hermanas. La mayor, aunque no la más antigua, está en las antípodas. En muchos aspectos, tan lejos y tan cerca... Pekín y la capital argentina están, desde hace más de 20 años, ligadas por un convenio de hermanamiento, un acuerdo con el que se busca promover acciones y proyectos de cooperación bilateral solidaria en las más variadas áreas de gestión urbana. Son, además, la llave de la en ciernes entre la Argentina y China.En una primera impresión saltan las pocas cosas que tienen en común, como si fuesen hijas de distintos padres. Buenos Aires, nacida de una matriz europea, con genética colonial y herencia latina. La capital china, en pleno proceso de occidentalización, fruto de una irrupción en el mundo globalizado que, en los tiempos de la historia, puede calificarse de "reciente". La Reina del Plata, en la que viven hoy 3 millones de personas, tiene todavía una escala "humana". Su hermana china, en cambio, crece a ritmo de vértigo: con sus 21 millones de habitantes -y una población que no deja de aumentar-, es ya la gigantografía de una urbe.Pekín vive hoy la tensión de su inmensa posición de poder global. Esa tensión se traduce en el cambio radical de su desarrollo urbano, en el que los rascacielos, las moles de acero y vidrio y las autopistas parecen fagocitar, inexorablemente, a los tradicionales edificios imperiales de techos de tejas curvas y las callecitas mínimas, los patios cuadrados y las casas oscuras, pequeñas y casi pegadas entre sí, de los venerables hutong. Una ciudad que desde hace más de tres décadas se prepara para recibir, cada año, a cientos de miles de ciudadanos que, producto del crecimiento económico de China, dejan atrás la vida de mera subsistencia propia de la población rural (hoy, el 45% de los 1357 millones de habitantes del gigante asiático) para ocupar un lugar en la clase media urbana.Buenos Aires, en tanto, busca recuperar su esplendor de antaño y, a la vez, modernizar su infraestructura y sanar el tejido urbano lacerado por villas y asentamientos, sobre los cuales se debe trabajar para dotarlos de los servicios que la dignidad humana de sus habitantes merece. En muchas de esas áreas, Pekín tiene la capacidad de abrir las puertas a sus empresas públicas para participar con inversiones de envergadura.El convenio de hermanamiento de 1993, ratificado y ampliado por un nuevo acuerdo de cooperación firmado en 2009, reviste hoy la mayor centralidad en virtud de la alianza...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR