Y vos, ¿sos Beatle o Stone?

"Todo el mundo está o con los Beatles o con los Stones. ¿Con quién estás vos?" La provocación, según cuenta The New York Times, partió de la boca de una mujer hermosa. El interpelado, un hombre acostumbrado a bromear con la curiosidad ajena, respondió esta vez muy seriamente: "Con los Stones". Se trataba de Mick Jagger.El episodio ocurrió hace apenas unos años. Pero la mejor evidencia de que hay antinomias que duran medio siglo es la reciente edición en España de LosBeatles vs. Los Rolling Stones, un libro en el que un historiador y académico de la Universidad de Georgia, John McMillian, disecciona la rivalidad que enfrentó a estas dos bandas inglesas -o, mejor, a los fanáticos de estas dos bandas- desde principios de los años 60.Aunque nadie me lo haya preguntado, pongo las cartas sobre la mesa: yo estoy con los Beatles. Me pasó como a esos bebes que, a falta de escarpines, lo primero que reciben de su progenitor al llegar a este mundo es la camiseta de Racing o de Independiente: no tuve opción. A los ocho o nueve años mis padres me compraron un Winco blanco que instalé en mi cuarto. Entonces mi padrino me regaló Help, un disco que sigue siendo maravilloso y que aún hoy, cuando lo pone alguna de mis hijas y estallan las armonías vocales del primer corte, me provoca escalofríos. Después de ése, mis siguientes seis o siete discos fueron todos del cuarteto de Liverpool.Llegué a los Stones unos años después, a mediados de los 70, cuando mis padres -otra vez- me regalaron un grabador a pilas con algunos casetes, entre ellos It's only Rock 'n' Roll (but I like it). Me gustó, lo escuchaba. Pero mi corazón ya tenía dueño y salí a la vida con argumentos para enfrentar a los que criticaban a los Beatles y veneraban las contorsiones de Jagger y el toque sucio de Richards. Y es cierto, lo que al principio era sólo una espontánea opción estética luego fue más allá porque todo adolescente debe hacerse una identidad. Frágiles, nos apoyábamos en todo lo que teníamos alrededor para mantenernos en pie y avanzar. Y en ese trance los Beatles y los Stones nos dieron su música, que ya era mucho, pero también algo más: el anverso y el reverso de una moneda en la que podíamos experimentar rechazos e identificaciones para encontrar...

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