A 50 años de una obra maestra

Hace menos de una semana, el director de orquesta italiano Daniele Gatti, al frente de la Filarmónica de Viena, ofreció sendos conciertos en Madrid y en Barcelona, a raíz de lo cual declaraba en una entrevista de prensa que "ésta no es la era de la creación sino de la interpretación". Ignoro si tan arriesgada afirmación abarca un lapso reducido: ¿estos años del siglo XXI, o el último medio siglo, por ejemplo? De cualquier manera, su concepto me dejó perpleja.Porque si se refiere a "esta era" de los últimos diez años, a partir del cambio de siglo, es imposible conocer con certeza lo que está ocurriendo en el mundo en materia de creación musical como para asegurar que es inexistente. Pero si consideramos a "esta era" como el último medio siglo, el de la segunda postguerra, estaríamos negando la realidad de autores y obras de primerísima jerarquía. Justamente en estos días recordaba yo que en 2012 se cumple el cincuentenario de una de las creaciones más emocionantes de la segunda mitad de la última centuria, el Ré quiem de guerra de Benjamin Britten. Conmovedor, porque gran parte de la producción de este autor responde a un compromiso con la época que le ha tocado vivir. "Soy antes que nada -afirmó- un artista y como artista quiero servir a la comunidad y no escribir en el vacío." Y así fue. Nacido en 1913, en la década de 1930, la Guerra Civil Española lo hizo vibrar junto con un núcleo de jóvenes poetas vanguardistas influidos por el mismo fermento político de la época. En efecto...

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