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Autor | Eduardo Jorge Arnoletto |
Páginas | 126-144 |
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evoluciona y cambia sin dejar de
ser él mismo.
ORIENTACION VALORATIVA
BASICA: Muchas veces se ha
comparado el gobierno con el arte
de pilotear un barco, hasta por su
origen etimológico (kybernetes, el
timonel, de donde viene gobernan-
te y gobierno, y también cibernéti-
ca). En ambos casos hace falta
ayuda para la navegación: mapas
(imagen simplificada del mundo
geográfico) para los pilotos, e
ideologías (imagen simplificada
del mundo humano) para los go-
bernantes. Una ideología, implícita
o explícita, intelectual o sentimen-
tal, es un modo de ver las cosas,
una orientación valorativa básica,
que ciertamente entraña riesgos,
pero de la que no podemos pres-
cindir totalmente. (ver arriba "ideo-
logía").
PACIFISMO: La cultura de la no
violencia convierte la aparente de-
bilidad de las víctimas en fuerza
contra sus opresores, mediante lo
que Albert Einstein llamó “el méto-
do revolucionario de la no coope-
ración”. La determinación interior
de cada persona es su punto de
partida, pero el éxito depende de
la capacidad para convertir la no
cooperación individual en una
desobediencia civil basada en el
sentido de comunidad.
Ningún autor que intente escribir
algunas líneas sobre ecopacifis-
mo, puede darse el lujo de omitir
en su discurso a la figura de Ma-
hatma
Gandhi, hombre que como pocos
inspiró y seguirá inspirando las lu-
chas de multitud de personas
anónimas o no, por la defensa de
nuestra casa grande, el planeta en
que vivimos. Y para cerrar este
capítulo, nos parece apropiado
decir con él: “Conseguir su pros-
peridad ha llevado a Gran Bretaña
a consumir la mitad de los recur-
sos del planeta.
¿Cuántos planetas necesitaría un
país como la India?”. Por el mo-
mento sólo tenemos un único pla-
neta habitable y éste debiera ser
en los hechos y por derecho, pro-
piedad de todos.
(E.Arnoletto, EAE, 2012)
PARTICIPACION POLITICA: En
principio, el concepto de participa-
ción política parece evocar una
idea opuesta a la de representa-
ción política. Estrictamente
hablando, ser parte o tomar parte
en algo es lo opuesto a actuar en
nombre de, o en lugar de alguien.
La participación política pareciera
ser propia sólo de los regímenes
de democracia directa (práctica-
mente inexistentes) y no de la de-
mocracia representativa. En un
sentido más amplio, dentro de los
regímenes representativos (únicos
que existen), se usa la expresión
participación política para referirse
a aquellas actividades en las que
la gente común toma o puede to-
mar parte, tales como votar en las
elecciones, militar en un partido
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político, asistir a actos políticos,
hacer contribuciones monetarias a
partidos o a campañas políticas,
discutir sobre asuntos políticos,
presionar sobre los dirigentes,
apoyar a candidatos, difundir in-
formación política, etc. Hay diver-
sos niveles de participación, que
van desde la presencia (comporta-
mientos receptivos o pasivos, co-
mo asistir a reuniones, receptar
mensajes, etc.), a la activación
(asumir actividades políticas, ser
delegado para ellas, promoverlas)
hasta la participación propiamente
dicha (contribuir directamente a la
estructuración y dinamización de
situaciones políticas). El ideal de-
mocrático participativo estaría de-
finido por una actitud generalizada
de atención a los asuntos públi-
cos, información veraz, capacidad
de elección y compromiso partici-
pativo. La realidad muchas veces
indica otra cosa: muy escaso inte-
rés por los asuntos públicos, nivel
muy bajo de información política,
participación limitada a votar en
las elecciones. Por otra parte se
difunden nuevas formas de parti-
cipación, como las consultas po-
pulares y las manifestaciones de
protesta.
PARTIDOS DE APARATO: Sur-
gieron a fines del siglo XIX y prin-
cipios del XX, a causa del desarro-
llo del movimiento obrero, cuando
las movilizaciones espontáneas de
protesta social fueron reemplaza-
das por partidos de trabajadores.
Tienen el acompañamiento de una
importante masa de adherentes,
una organización definida y esta-
ble, un cuerpo de funcionarios cali-
ficados y pagos y un programa po-
lítico sistemático. Esas caracterís-
ticas responden a los objetivos de
estos partidos (promover un nuevo
modo de convivencia civil, creado
por las clases subalternas eman-
cipadas) y a las condiciones socia-
les y económicas de las masas
(necesidad de educarlas y de
hacerlas políticamente activas y
conscientes de su propio papel).
Para esos fines no bastaba la agi-
tación electoral ni la actividad par-
lamentaria. Necesitaban actuar
permanentemente, impartiendo
educación y motivación doctrina-
ria, para lo que necesitaban orga-
nización y personal idóneo paga-
do, porque los obreros no podían
disponer más que de un pequeño
tiempo marginal para actividades
políticas. Estos partidos presentan
una estructura doble: una organi-
zación política, piramidal, de sec-
ciones, federaciones y dirección
central; y una organización eco-
nómica-social -cultural, con sindi-
catos, cooperativas, centros de
asistencia social, círculos de dis-
cusión, periódicos e imprentas.
PARTIDOS ELECTORALES DE
MASAS: La aparición de los parti-
dos de aparato obligó a los parti-
dos de notables a cambiar su or-
ganización y su estrategia, sur-
giendo así los partidos electorales
de masas, tipo hacia el cual tam-
bién convergieron luego los parti-
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