De la 1-11-14 a Villa Fiorito: donde el hambre es más dramático que la amenaza del coronavirus

Prende el horno a gas por segunda vez en la tarde y apura los bollos que manda rápido al calor. Hay que sacar una segunda vuelta. Damián Altamirano mira el reloj. Son las 18. La semana anterior había entregado la última merienda cerca de las 17. Pero hoy la fila afuera del comedor, sobre avenida Olimpo, no se quiere encoger. Cuando el primero se lleva sus tres panes y un jarrito de mate cocido, aparece otro al final de la cola, como en loop."Cada día son más".Altamirano es el "alma mater" y jefe de cocina del comedor comunitario del barrio 30 de Agosto, cerca del camino de Cintura, en Lomas de Zamora. Para entregar un plato de comida al mediodía y la merienda hoy necesita unos 35 kilos de harina por día.En el mes que lleva la cuarentena, asegura, el Ministerio de Desarrollo Social le entregó 60 kilos.No es un "planero", ni vive del asistencialismo del Estado. Hasta la llegada del coronavirus, tenía algunos puestos para vender panificados. Hoy, que no puede salir del barrio, cuando termina la jornada se pone a amasar (otra vez) para vender pan a la mañana siguiente. Es con esos pesos que compra la harina para el comedor. El fin de semana de Pascuas vendió roscas y, con la ganancia, adquirió al por mayor 10 bolsas de 50 kilos. Así llenó, un poco, los estómagos de 360 familias hoy, que la semana pasada fueron 300 y la semana que viene vaya a saber cuántas serán.La postal del barrio 30 de Agosto se repite en los asentamientos más humildes de la Ciudad y del conurbano bonaerense. Allí, como bautizó Alberto Fernández al , es un monstruo mucho más temible. "Quedarse en casa" es hacinarse con tres o cuatro familias; es trastocar una vida social que tiene como escenario a la calle o el pasillo. "Cerrar el barrio" es perderse la changa."Prorrogar la cuarentena" es profundizar el hambre.LA NACION pudo realizar una recorrida que partió en la villa 1-11-14 (Bajo Flores, Capital Federal) y terminó en Villa Fiorito (Lomas de Zamora) junto a Fernando "Chino" Navarro, secretario de Relaciones Políticas y Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete. Referente histórico del Movimiento Evita y con oficina en la Casa Rosada, Navarro visita asentamientos a diario para testificar el pulso de la cuarentena en el cordón más crítico del país. Su termómetro llega a oídos del Presidente. Es el lugar donde la parálisis hoy provoca hambruna y un eventual contagio sería una catástrofe.Este medio pudo corroborar que en esos barrios, donde viven muchas personas por metro...

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