Adiós a la teoría del voto cautivo

La foto se tomó unos días antes de las elecciones primarias de agosto, y se difundió por Facebook. Muestra una esquina de Moreno -calles de tierra, un solitario local con paredes descascaradas-, donde un cartel, sostenido por dos cajones de gaseosa, advierte: "Votemos todos y todas a Cristina y Fabián Ríos. Si no votamos, chau pensión, chau Anses, chau jubilasion, chau salarios de nuestros hijos".Con los resultados de las PASO a la vista, la imagen -similar a muchas repartidas en toda la extensa geografía del conurbano, y que podría haberse fotografiado, con otros nombres, en cualquier momento de las últimas décadas- devuelve otra lectura posible. Muchos de los vecinos leyeron el cartel, cobraron la pensión y retiraron su bolsa de alimentos, pero, en su mayoría, no votaron al kirchnerismo.Esa desobediencia, que a los sociólogos y antropólogos que estudian el clientelismo no les asombra en lo más mínimo, y que los punteros e intendentes también conocen muy bien, sí parece haber descolocado a muchos dirigentes del Frente para la Victoria, enfrentados a una fuga de votos por debajo, sobre todo hacia Sergio Massa, en los lugares en que parecían más cautivos.En efecto, en los 24 partidos del conurbano bonaerense, el kirchnerismo perdió 27,4 puntos porcentuales con respecto a las elecciones de 2011, más de lo que perdió en el total del país (25,8). En todos los partidos se registró una merma de votos para el oficialismo, desde 45,5 puntos menos en Tigre, tierra opositora, a 13 puntos menos en Lomas de Zamora, tierra oficialista.Las explicaciones para esta disminución del apoyo en el conurbano mayormente peronista son variadas: para algunos, La Cámpora no supo hacer el trabajo en el terreno y muchos intendentes terminaron jugando en contra del Gobierno; para otros, la inflación, la inseguridad y la falta de trabajo, fenómenos que se agudizan entre los más pobres, motivaron un voto castigo al oficialismo; algunos señalan transformaciones sociodemográficas que ya están teniendo impacto electoral.En el desconcierto oficialista y en algunas explicaciones anida, sin embargo, el persistente estereotipo sobre el voto de los pobres, al mismo tiempo llevados de las narices por un plan social y racionales como para calcular costos y beneficios y "vender" su voto. Algo pasa en el conurbano, y de saber leerlo parecen depender en buena medida los resultados de octubre.El estratégico segundo cordónPopuloso, heterogéneo, hogar de millonarios y excluidos por igual, el conurbano...

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