Para Vladimir Putin, una cuestión existencial

PARÍS.- Hay momentos en la historia en que es necesario llamar a las cosas por su nombre: cuando nadie se imaginaba tanta osadía, tuvo el coraje increíble de http://www.lanacion.com.ar/1668379-ucrania-denuncia-una-invasion-militar-rusa-en-la-region-de-crimea

y, anoche, la comunidad internacional asistía paralizada a la posibilidad de que Ucrania quede -como mínimo- definitivamente cercenada en dos.

Ésa es la debilidad de las grandes democracias: pensar la geopolítica desde la óptica humanista que rige la convivencia internacional y el respeto de los derechos humanos. En ese juego, los autócratas siempre son -por lo menos, al principio- los que imponen las reglas del juego.

Como sucedió en Georgia, en 2008, Occidente parece haber olvidado que en Rusia puede cambiar la naturaleza del régimen y sus dirigentes, pero el comportamiento de las estructuras de poder en las crisis responde a su ADN político original. Aunque el régimen comunista se derrumbó hace casi 25 años, Putin actúa impulsado por esos viejos reflejos y con métodos análogos.

En el caso de Ucrania, con mucha más razón. La importancia de ese país fue explicada por Zbigniew Brzezinski, asesor de Seguridad Nacional de Jimmy Carter: "Sin Ucrania, Rusia deja de ser un imperio. Pero con Ucrania, automáticamente se convierte en un imperio", escribió, en 1997, en su libro El gran tablero. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos .

Para Putin, Ucrania se convirtió casi en una cuestión existencial, de vida o muerte. En esta crisis no puede salir perdedor. Para asegurarse la fidelidad de ese país, el presidente ruso hizo esfuerzos insensatos: en el plano político, psicológico y financiero. "Nadie imagina las sumas que invirtió, en dinero y en capital político", asegura Alexander Motyl, profesor en la Universidad de Rutgers. "Reconocer ahora una derrota sería para él como perder un brazo o una pierna. Imposible para un zar que se ha forjado una imagen de invencible", afirma la politóloga Lilia Chevtsova.

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