Verdad, violencia y prácticas sociales de exterminio en América Latina Parte I

AutorHéctor Hugo Boleso

“Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se representa a un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y éste deberá ser el aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado” (Walter Benjamín)

PODER, VIOLENCIA Y CONSTITUCION DE RELACIONES SOCIALES

En ensayo anterior, reflexionamos sobre cuán imperiosa es la necesidad de aprender que, el Otro –el distinto, el disidente- no es el enemigo, el mal absoluto, sino nuestro hermano, del que somos responsables –o su guardián-.

Que, hay relaciones sociales donde se cercena en el otro la posibilidad de elegir o decidir. Donde se niega su derecho a existir como disidente o diferente.

Señalamos también que, el pasado nos enseña que, cuando un pueblo –o parte de éste-, se adjudica como misión histórica, la de rescatar a otros pueblos –o grupos dentro de él mismo de su decadencia espiritual y remitirlos a un supuesto centro originario y puro representado por el primero, es en ese preciso instante, cuando se abre el horizonte conceptual del genocidio 1.

También sucede cuando desde el núcleo de las relaciones de poder y violencia, la negación alcanza a los cuerpos portadores de la diferencia.

Afirmaciones que ratificamos con el paso de los años. Los procesos violentos de aniquilación, en la historia contemporánea, demuestran que aquellos no son una excepcionalidad sino una tecnología de poder peculiar, una práctica social destinada a destruir y reorganizar relaciones sociales 2.

Para entender las reestructuraciones económicas puede leerse entre otros a Martín Schorr3.

Volvamos a las relaciones sociales. Desde el poder, se pusieron en práctica políticas de exterminio, destinadas a producir cambios drásticos en el tejido social, específicamente en la subjetividad colectiva.

El proceso de desestructuración de la subjetividad y reestructuración a través del terror, funcional al sistema dominante, se implementó a través de la fuerza física y con el propósito de controlar no sólo los cuerpos, sino el pensamiento y la opinión, destruyendo en la comunidad y lugares de trabajo, las organizaciones que servían para movilizar y mantener la conciencia de la población.

Haremos nuestro enfoque, desde América Latina y el Caribe, acerca de sucesos acaecidos trágicamente en la historia reciente de las Américas.

En mayo de 2007, el filósofo español Manuel Reyes Mate -destacado estudioso de la Shoá-, visitó Caracas para participar en los actos recordatorios de los 60 años de la entrada de los aliados al campo de exterminio de Auschwitz.

En entrevista periodística reconoció que: “Genocidios ha habido muchos antes de Auschwitz. Lo que hace de éste uno singular es que es un proyecto de olvido. No debía quedar ni rastro para que nadie pudiera recordar. Había que exterminar al pueblo judío físicamente y también hermenéuticamente en el sentido de que su muerte no significara nada y de esta suerte la humanidad pudiera liberarse de la contribución cultural del Judaísmo. Ese punto de maldad era desconocido e inimaginable, impensable…Por eso hay un antes y después de Auschwitz, un antes y un después de la historia occidental en función de Auschwitz” 4.

Entendemos, que conviene repensar estos términos: exterminio y proyecto de olvido, los que analizaremos desde América Latina, ya que uno de los problemas de la ciencia social y la filosofía latinoamericanas, es que ellas razonaron y pensaron nuestra región, desde la cosmovisión que Europa tuvo de nosotros y el mundo.

Aquél tipo de pensamiento básicamente era moderno, tenía conciencia eurocéntrica, es decir, intentaba pensar América Latina, con categorías moderno-occidentales y con cosmovisión euro-céntrica. Creemos que la única forma de superar a la modernidad es, partiendo de presupuestos no-occidentales, o sea desde más allá de la modernidad-posmodernidad. Desde otra cosmovisión de la historia, que no sea occidental.

Este nuevo horizonte de pensamiento, debe preocuparse en la superación de la miseria y la pobreza actual, desde nuestra imagen, y no de la que nos proyectan Europa, la modernidad, el capitalismo y su modalidad imperialista.

Reconociendo la enorme tragedia que significó la Shoá, señalemos también las terribles matanzas que debió soportar nuestro continente.

Reyes Mate intenta explicar Auschwitz desde el no-lugar del judío en la Modernidad. Un no lugar, que en Latinoamérica lo ocuparon los pueblos originarios, las mujeres, los pobres, los niños de la calle, los disidentes políticos. Dussel dice: “sincera y simplemente: el rostro del pobre indio dominado, del mestizo oprimido, del pueblo latinoamericano es el tema de la filosofía latinoamericana” 5.

La modernidad –según Reyes Mate- creó el mito de la igualdad y eso significaba que no había lugar para la diferencia. Habla del mito de la igualdad porque esa igualdad no era tal: era la igualdad de un hombre falsamente universal porque en realidad respondía a una forma secularizada del Cristianismo. Por eso –dice- en Europa, nació la "cuestión judía", como expresión del difícil lugar en la modernidad secularizada de quien no viniera del Cristianismo.

Entre nosotros, esta falta del reconocimiento del otro, del distinto, derivó en actos de crueldad inexplicables. Recordarlos, es destruir el “proyecto de olvido”, que propician los exterminadores.

Evoquemos, el lugar fundacional que para la historia y el pensamiento de Occidente tiene el genocidio americano –y más tarde, de todo el mundo no europeo bajo el colonialismo-. Lo que provocó la autoconstitución etnocéntrica y racista de la imagen civilizatoria que Europa quería ver y proyectar.

Es la Razón de la acumulación capitalista europea 6.

Bárbara Harff, en su tipología de los genocidios, lo calificó de genocidio de conquista, porque fue ejecutado bajo las lógicas de la colonización en el momento de la expansión colonial europea, y se caracterizó por el aniquilamiento de los pueblos originarios por los nuevos Estados nación en los continentes colonizados. Feierstein lo denomina genocidio constituyente 7.

Por nuestra parte, planteamos la necesidad de replantear sobre nuevas bases la problemática histórica, cultural, política, económica, antropológica y filosófica de la periferia.

Intentaremos reescribir la historia de los vencidos a partir de sus ruinas, de los jirones de naufragios que han abandonado sus restos en la playa de la memoria 8.

Los vencedores, respecto a los hechos que dan a conocer a la sociedad, hacen con la verdad lo que se les antoja. En muchos casos, no la dicen. Esconder la verdad es un atributo de los vencedores. Esconder la verdad del Otro. Negar al Otro –matarlo- es negarle la posibilidad de dar a conocer su verdad.

Para reescribir la historia de los vencidos, nos ocuparemos de hechos que nos interpelan –más que autores o teorías-.

La situación que se nos aparece, es la de las víctimas de la violencia y el exterminio, en países latinoamericanos, que no están consideradas en la historia universal y que por eso mismo desaparecen de la realidad tematizada por la ciencia social y la filosofía.

Sólo aparecen como negadas y excluídas del centro europeo-(norte) americano y de la historia.

La violencia es un vínculo, una forma de relación social por la cual uno de los términos realiza su poder acumulado. El poder es fuerza, fuerza material. Una dimensión de todas las relaciones sociales.

El Estado, es la expresión máxima de la concentración de poder en la sociedad. La relación de poder, es una resultante de una situación inicial de violencia, o de amenazas del uso de la violencia. Hay violencia cada vez que se destruyen –con cuerpos, con armas- relaciones sociales establecidas. También, cada vez que se construyen en su lugar nuevas relaciones, que impiden reconocer la situación anterior y producen nuevos lazos de obediencia 9.

LA DESAPARICION FORZADA DE PERSONAS

En la historia reciente de las Américas se implementó un dispositivo desaparecedor, con el objetivo estratégico de someter cuerpos indóciles 10, destinado a destruir y reorganizar relaciones sociales.

Hecha la denuncia y acreditados tales extremos ante la CorteIDH, ésta señaló que: En la historia de la violación de los derechos humanos, las desapariciones no son una...

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