Un Estado tan obeso como insostenible

Sumando los niveles de gobierno nacional, provinciales y municipales, en el año 2002 el Estado ocupaba a 2.100.000 empleados. En ese mismo año el número de jubilados y pensionados a cargo del gobierno orillaba los 3 millones y la cantidad de personas que recibían subsidios o eran beneficiarios de planes sociales, sin incluir asignaciones familiares, alcanzaba alrededor de un millón. En total eran 6.100.000 personas las que mensualmente recibían una remuneración o transferencia del Estado. Frente a ellos había aproximadamente 7 millones de personas activas en el sector privado formal que realizaban sus aportes y pagaban sus impuestos. La balanza de 7 a 6,1 entre los que aportaban y recibían estaba razonablemente equilibrada. Podría haber sido aún más favorable, ya que en aquel entonces diversos estudios ya mostraban un exceso innecesario de empleados estatales.

Pero entre 2002 y 2015 se produjo un cambio desequilibrante de gran significación. El número de empleados públicos aumentó a 4.100.000. La cantidad de jubilados y pensionados a cargo del Estado se expandió a 7,5 millones después de dos generosas moratorias y de la estatización del sistema privado. Por otro lado, los planes sociales se multiplicaron y expandieron hasta abarcar algo más de 8 millones de beneficiarios. El total de personas a cargo del Estado pasó así a 19,6 millones de receptores de pagos mensuales. En el mismo período los aportantes privados formales sólo subieron a 8,5 millones. La balanza quedó así fuertemente desequilibrada: 8,5 millones aportan y 19,6 millones reciben. Una relación de este tipo no se observa en ningún país del mundo y no es sostenible dentro de los límites de una presión impositiva razonable que no destruya la economía.

El desborde estatal durante la gestión kirchnerista se puede evaluar también desde el ángulo del gasto público. De un nivel del 30% del PBI en 2002 se pasó al 47% en 2015. Fue un aumento en proporción al tamaño de la economía, que a su vez también creció. De acuerdo con información desarrollada por la reconocida Fundación Libertad y Progreso, de los 17,1 puntos de aumento del gasto en relación al PBI, el incremento del empleo público fue responsable de 5,5 puntos; el de jubilados y pensionados contribuyó con 3,4; los planes sociales, con 3,9, y los subsidios a la energía, el transporte y otras actividades, con 4,3.

La gestión kirchnerista intentó solventar este engrosamiento estatal aumentando impuestos. Elevó la presión...

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