Sumergirse en la belleza de Todd Haynes

Hay películas que se ven hermosas pero vacías. Pueden tener reconstrucciones de época perfectas, fotografía impecable, pero una historia y personajes endebles. Y al espectador sólo le queda distraerse con la belleza en pantalla. Lo contrario pasa con Carol, gracias a su director, Todd Haynes.

La historia de amor entre dos mujeres en los años 50 está contada con la estética de un melodrama de esa misma época. Todo es lindo en Carol: la ropa, los ambientes, la suavidad de la luz, los colores. Pero, a diferencia de un melodrama de esos años, las protagonistas no son condenadas por ser fieles a sí mismas y sus sentimientos.

Haynes sabe plasmar la belleza en la pantalla y darle profundidad. Desde la brillosa y colorida Velvet Goldmine, en la que retrataba el glam rock de los años 70, hasta la mezcla de blanco y negro y color de I'm Not There, su peculiar acercamiento a la vida de Bob Dylan, el cineasta propone una estética diferente según el material con el que está trabajando. Y siempre acierta.

Ya en uno de sus primeros trabajos, Superstar: The Karen Carpenter Story, que sólo se puede ver en copias...

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