Millones, mística y contactos, la receta del polémico Greppi

, el hombre que puso al juez al borde un nuevo : el del financista expansivo, bonachón, cariñoso, verborrágico, e hiperquinético, y el de místico ex estudiante de teología amateur que decora con aforismos sus respuestas y hace de la lealtad a los amigos su credo de vida. Incluido Carlos Liuzzi, el segundo de , a quien terminó salpicando.Alumno pupilo de un colegio religioso en su adolescencia, Greppi, de 58 años, es un católico ferviente y lo luce: un rosario grueso se advierte con la camisa negra entreabierta junto con la medalla más gruesa aún de la Virgen que le fundió su amigo el orfebre Juan Carlos Pallarols. Dice que sólo él y el Papa tienen una medalla así. Confía en Dios para recuperar la actividad económica de su mutual de crédito Propyme, donde denunció que policías federales lo coimearon con 300.000 dólares en nombre del juez Norberto Oyarbide para no allanarlo. Hoy está al 30% de su giro habitual. "No me interesa Oyarbide, quiero trabajar. Sufrí un abuso deshonesto fuera de toda lógica y un atropello", se queja. Uno de sus dos celulares no para de sonar. Dice que los tiene protegidos por una empresa israelí para que no se los pinchen. Es del Mossad, susurra.Quien llama es Dany, de Once, un comerciante, a quien le aclara, como a todos los que lo llaman: "¡No estoy denunciado, no estoy procesado, yo denuncié, no tengo problemas con la Justicia, no tengo problemas con el Banco Central, no tengo problemas con el Gobierno, no tengo problemas con nadie. Mi empresa está funcionando!".Greppi necesita de lugares reservados y amplios. Prefiere los bares de los hoteles, en Puerto Madero o en la City, más escondidos. Lo conocen en el Faena, donde se cruzó con Jorge Lanata, y en el I Fresh Market, donde Aníbal Fernández suele tomar café.Entra a un hotel de la calle Reconquista y tras saludar al dueño y al contador, como un amigo más, se instala en la mesa más alejada. No para en las dos horas de charla de agitar su Rolex inmenso, dorado con cuadrante negro, y de mechar reflexiones espirituales con explicaciones sobre su trabajo. "Lo mismo no es una financiera, no cambio dólares; la policía no encontró ni el billete de un dólar que se guarda en la billetera", aclara. Tiene la necesidad de tocar a su interlocutor, tomarle el brazo, para enfatizar.Muestra cheques en un sobre de papel madera, son de sus clientes. Los descuenta, les da playa a cambio de una comisión. Como mutual goza de una reducción del 50% del impuesto al cheque y puede prestar...

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