El silencio

AutorDarío Cocetta

La salud. ¿De la salud de quién hablamos cuando hablamos del silencio? ¿El silencio es salud? Antes se nos enseñaban eso. “No conviene hablar”. “Uno, nunca sabe con quien habla”.Lo paradójico es, que nunca faltan irrazonables justificaciones que sostuvieran esa sentencia. En tiempos inmediatamente anteriores a la dictadura militar que asoló el país (1976-1983), la ciudad de Buenos Aires hizo de uno de sus más conocidos monumentos, una de las más recordadas incitaciones a la cobardía. Todavía los viejos porteños, recuerdan el paroxismo de un obelisco con el cartel que imponía el sarcasmo “El silencio es salud”. Eran los tiempos en que grupos paramilitares actuaban a la sombra y con la “aquiescencia” de parte del aparato estatal, llevando la vida de más de un millar de argentinos. Allí empezaron a verse a hombres opacos , ocultos siempre detrás de lentes oscuros y profusos bigotes, que descendían artillados de automóviles buscando presas , sembrando a sabiendas el terror de transeúntes y de sus posibles víctimas . Años después, todo se hizo silencio. Solo algunas pocas voces se salvaron de la vergüenza del silencio.

Cuarenta años, ¿no es nada? Aunque algunos crean que cuarenta años no es nada, saber la verdad y no guardar silencio de las cosas que nos avergüenzan, es necesario para construir un mundo mejor.

“El general de división César Milani quedó ayer más comprometido por el testimonio de un ex preso político que ratificó que el actual jefe del Ejército participó en el proceso de su detención ilegal en La Rioja, durante la última dictadura militar. Ramón Olivera, que estuvo preso cuatro años y medio, acusado de tener lazos con la subversión, reveló que Milani lo increpó reiteradamente durante un interrogatorio y que encabezó un allanamiento a su domicilio, en el que se llevaron detenido a su padre, en marzo de 1977. (…)" Al detallar su caso, el ex dirigente político, que hoy tiene 58 años, contó que cuando estaba detenido en la comisaría riojana fue conducido al juzgado federal. "Milani entró conmigo a la sala y me hostigaba todo el tiempo. Me preguntaba si yo pertenecía el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y me decía que me iban a mandar a Tucumán", señaló. Reveló que lo presionaron para que firmara una declaración en la que se autoincriminaba. "Me decían que tenía que colaborar, que ellos (los militares) estaban en el gobierno e iban a quedarse 40 años".

El silencio. En el Salón Blanco de la Casa Rosada, se le entregó a César...

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