Prólogo

• Autor: Alberto Vicente Fernández
• Páginas: 8

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Es útil un arte de la palabra desde los griegos y romanos hasta nuestros días, pues sin él la comunicación permanece rudimentaria como todo lo no sometido a un proceso de perfeccionamiento. Por esto quienes juzgan semejante arte como verboso y perjudicial ignoran mucha historia y confunden la mala disciplina con la buena, que fue siempre enemiga de la gárrula.

Educador del Imperio Romano en el siglo I de nuestra era, Quintiliano es el último codificador de los principios del arte de la palabra, y nos ilustra acerca de un programa de formación humana integral, porque la palabra bien cultivada educa al hombre intelectual y espiritualmente. Como Protágoras, Quintiliano puede decirle a cada cual: "Si te relacionas conmigo, serás mejor de lo que eras cuando llegaste".

En este ensayo resumo y comento las Instituciones oratorias, obra llamada también La educación de un orador, en la que lucen una mesura y sentido común raros en tan delicada materia; y el ensayoPage 9 quiere ser útil a quienes desean enriquecer su cultura y mejorar su expresión verbal y escrita, integrando un saber especializado en un saber humanista.

La idea central de las Instituciones es que el hogar y la escuela son puntos de partida hacia el hombre civilizado, con formación profesional y humanista, porque -dice Quintiliano- "la manera de colocar el vastago determina el desarrollo del árbol", "y naturalmente conservamos lo que aprendimos en nuestros primeros años como las vasijas nuevas conservan el primer olor del licor que recibieron".

Quintiliano acompaña al alumno desde los primeros años, lo educa por la palabra, cuya enseñanza culmina en la escuela de retórica después de haber pasado por la escuela elemental y de gramática.

El libro primero y parte del segundo son una pedagogía que sirve a la educación moderna por medio de muchos principios permanentes, y porque su autor no es sólo un teórico, sino también un hombre cuyas experiencias, adquiridas durante veinte años de...