Principios de la elocución

AutorAlberto Vicente Fernández
Páginas69-78

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1. Cualidades de la elocución

Los libros octavo y noveno tratan con esmero esa parte de la retórica llamada elocución, mal usada por algunos oradores cuando no se ayudan de los principios y mejores modelos.

Fueron unas escuelas romanas de la decadencia las que dieron mala fama al arte de hablar con persuasión, fama que llega hasta nosotros por obra de los desavisados, para quienes la oratoria es un arte verboso y perjudicial; pero Quintiliano, como Tácito, combatió enérgicamente aquellas escuelas, divulgando las letras griegas y la buena elocución, sin la cual el discurso es endeble cuando no ridículo.

La elocución es la parte más difícil de la retórica, pues si a muchos no les faltó la invención, sólidas razones e ingenio, en cambio carecieron de moderación y vigor, de las virtudes propias del decir.Page 70

Como la verdadera elocución consiste en la interdependencia de ideas y palabras, el orador debe cuidar las palabras y poner mucho esmero en los pensamientos. "Si la elocución -dice Quintiliano- tiene su fuerza en todo el cuerpo de la oración, mirará por cosa ajena de su cuidado el comnoner, digamos así, el cabello y cortar las uñas" 1El demasiado aliño quita energía al discurso, mientras que un adorno natural de acuerdo con Ja naturaleza de las cosas, en armónico equilibrio entre el pensamiento y la palabra, hace más persuasivo el discurso.

Para que comprendan todos es necesario que la elocución, expresión del pensamiento por la palabra oral o escrita, logre que se reciba con placer la claridad del asunto a través de su desarrollo.

Quintiliano distingue tres cualidades principales en la elocución: claridad, corrección v ornato. I,a claridad depende de la monierlnd de las palabras v de la precisión o adecuada relación del nensamiento v la palabra. La corrección proviene de la regularidad de las construcciones. El adorno está en el acierto de las figuras.

La oscuridad es originaria de las palabras que no están en uso, de términos propios de un saber especializado que no todos conocen; v viene del contexto del lenguaje y su prolongación, por lo cual no será largo ni habrá tantas inversiones que se escape el sentido del discurso.Page 71

Pero si la oscuridad resulta de la abundancia verbal, también nace de la excesiva brevedad""o laconismo. La claridad se halla en el justo medio. "Yo tengo por la principal virtud la claridad, la propiedad de las palabras, el buen orden, el ser medido en las cláusulas, y, por último, que ni falte ni sobre nada. De este modo el razonamiento será de la aprobación de los sabios e inteligible para los ignorantes"2.

La retórica pide un adorno varonil, fuerte y sano, un equilibrio entre fondo y forma, no desdeñando las ideas en beneficio de las palabras ni dando a las palabras menos importancia que a las ideas.

2. Figuras retóricas

Adornan el discurso los tropos, figuras de palabra y de sentencia, incluidos en la denominación genérica de figuras retóricas o formas de presentar los pensamientos que, sin cambiar la substancia de ellos, los modifican para darles mayor belleza y energía, y ayudan al conocimiento por comparación. Los ejemplos de Quintiliano son abundantes y seleccionados de la antigua retórica, con preferencia de Demóstenes y Cicerón.

La metáfora o traslación es el tropo más hermoso, tan natural que los ignorantes lo usan, no sólo los poetas o retóricos, pues escuchamos los tropos en las plazas, mercados, en todas partes. Por la metáforaPage 72 trasladamos una voz de su significado propio a otro en el que falta el propio, o el traslado tiene más fuerza. Como los tropos se usan por necesidad, debido a ellos los antiguos conocieron trasladando cualidades de unas cosas a otras, hecho que motiva esta observación de...

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