Piquetes y política: recuperar la calle para todos

Las jornadas de caos de tránsito recientemente padecidas en la ciudad de Buenos Aires como consecuencia de inadmisibles piquetes –ayer, volvió a registrarsehttp://www.lanacion.com.ar/1606525-trabajadores-de-la-ciudad-de-buenos-aires-cortan-un-carril-del-metrobus– desnudan el total desprecio por el cumplimiento de la ley por parte de quienes abusan groseramente de su derecho a protestar y también de las autoridades.Una vez más, en la víspera, miles de conductores y de peatones se vieron impedidos de ejercer su propio derecho constitucional de circular a manos de pequeños grupos de manifestantes que http://www.lanacion.com.ar/1602469-levantaron-el-piquete-que-colapso-el-transito-en-la-ciudadpor largas horas en las que hasta se incluyen acampes.En una de esas ocasiones, se trató de cooperativistas de todo el país, que reclamaban planes laborales frente al Ministerio de Trabajo, en Alem al 600; menos de una semana después fueron unos 100 empleados municipales de la provincia de Buenos Aires los que decidieron inutilizar de lado a lado la avenida 9 de Julio para exigir a lejanos jefes comunales del conurbano una negociación salarial paritaria conjunta. Ayer, un grupo de trabajadores del Ministerio de Desarrollo Social porteño, que reclamaba mejoras laborales, dejó inoperable el carril del Metrobus con sentido a Retiro.Es sabido que la Capital Federal representa para los piqueteros un escenario inigualable donde llevar sus quejas, tanto por el nivel de afectación como protagonismo mediático que logran. Pero, también, por la ambigüedad de su Código Contravencional, que, si bien por un lado, dispone que quien impide u obstaculiza la circulación de vehículos sea sancionado con uno a cinco días de trabajo comunitario o multas, por otro, sostiene que no constituye contravención el regular ejercicio de los derechos constitucionales, para lo cual hay que dar aviso "con razonable anticipación" a la autoridad competente respecto del lugar y del tipo de manifestación que se pretende realizar.En la práctica, esos avisos no se concretan, los cortes se realizan de todos modos y las policías, tanto Federal como Metropolitana, dejan que ocurran sin mover un dedo, enredadas en una pelea política que lo único que logra es complicar la situación mientras se desentienden del problema.Así, los efectos de esa puja sorda y mezquina entre las autoridades nacionales que se niegan a transferir la policía a la Ciudad y las locales, que procuran sustituirla con un cuerpo propio de agentes...

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